Martha Alicia Chávez es una reconocida psicoterapeuta, conferencista y escritora, autora de 7 exitosos libros. Platica con Confesiones de Sofía sobre su nuevo libro, de los hijos "invisibles", cómo identificarlos y cómo ayudarlos, tanto a ellos como a sus padres, a modificar este patrón y mejorar su relación.
¿Por qué el interés en este aspecto de la relación entre padres e hijos?
Una de las razones fue el poner en pantalla gigante esta situación, la gente no se da cuenta, no lo piensa, pero tiene una gran repercusión en la vida de los hijos. Lo considero algo relevante y determinante del futuro de nuestros niños y adolescentes.
¿Cómo puedo identificar si tengo un “hijo invisible”?
Necesito ser muy honesta conmigo misma y verdaderamente tener la voluntad de ver y de analizarme. Planteo puntos muy concretos a revisar: por ejemplo, ¿soy una madre injusta? ¿Tengo favoritos? Me queda claro que el no favorecido es al que le estoy fomentando esa situación de sentirse invisible. En sí se trata de definir, en qué lugar de mi vida están mis hijos. De entrada decimos, es lo más importante, pero a ver ¿es cierto? A lo mejor están después de mi trabajo, de mis problemas, mis amistades, etc. Así es cómo podemos darnos cuenta. Pueden usar como base las propuestas que ofrezco en mi libro para analizar su propia situación familiar.
¿Qué tanto se relaciona el que uno como padre tenga hijos invisibles y el que uno mismo haya pasado por la misma situación?
Sí es muy común. El padre o madre fue un niño ignorado, rezagado o poco atendido; entonces si no lo trabaja y lo resuelve –porque es posible sanar esta situación cuando somos adultos— inconscientemente va a tender a uno de los dos extremos: protege y consiente a los hijos demasiado, no los deja respirar, o repite el patrón, haciendo con ellos lo que él o ella vivieron. Entonces es importante que busquen la forma de sanar esta situación.
¿Cómo puedo darme cuenta si yo fui una hija invisible?
Debemos analizar nuestros recuerdos de la infancia. Sobre todo observar las diferencias que hubo en el trato de los hermanos y nosotros. O en efecto, darme cuenta de que no me hacían caso, no me sentía parte de la familia, por mucho que lo intentara. Por otro lado, los adultos presentan ciertos signos características de los niños invisibles. Por ejemplo, no toman su lugar en el mundo. Su presencia no está en el lugar donde ellos se encuentran. Son las personas que nadie nota, son gente gris, están en la penumbra. Ellos expresan un sentido de “no pertenencia”, no pueden integrarse a grupos sociales. Otra es que tienen una tendencia a dejar que otros ocupen su lugar: por ejemplo, dejan que otros acaparen la atención, que lo interrumpan y no dicen nada, mejor se van. Metafóricamente hablando siempre se pone al final de la fila. Si alguien se le mete, pues lo dejan. Llevan esa actitud al resto de la vida.
¿Cuáles son las posibles consecuencias de esta situación en la vida adulta?
Hay algunas estrategias que inconscientemente llevamos a cabo, puesto que la invisibilidad es muy dolorosa. Para compensarlo desarrollamos estrategias. Una de ellas es la que le llamo “convertirse en héroe”. Eres reconocido, obtienes grandes logros, superas obstáculos, en fin. Otra forma es el convertirse en sociópata, que es una persona que busca su lugar en el mundo a través del daño que ocasiona a los demás. Adquieres reconocimiento, de un grupo o de la sociedad, por ese medio. Se vuelven famosos los delincuentes. Otra manera, es la que llamo “me ven porque me ven”, es decir, desarrollar comportamientos exhibicionistas. Otra posibilidad es simplemente quedarse invisible, nunca brillan, nunca llenan sus vacíos ni realizan sus sueños.
¿Cómo puedo balancear mis actividades como mujer y profesionista con la familia para que no suceda esto con mis hijos?
Hay mamás que como mencionas tienen que trabajar, pues si no lo hacen sus hijos no comen. Otras, lamentablemente, por puro gusto los dejan solos. Le dan más importancia a su carrera que al hecho de que tuve un hijo y hay que cuidarlo. Yo siempre trato de hacerles ver que, por lo menos, los primeros dos años de la vida de tu hijo deben quedarse con él. Eso va a determinar tanto el resto de su vida. Ellos necesitan la presencia de su madre para hacer lazos emocionales, confianza básica. Ese es el llamado a las que por gusto se van. A las que no tienen otra opción les recomiendo que todas las veces que puedan en el día les llamen a sus hijos. Si tienes un momento para ir al baño, fumarte un cigarro, tienes tiempo de hacer una llamada, recordarles que los quieres y que estás ahí. Estas llamadas no son para regañarlos, sino para que ellos sepan que piensas en ellos.