Conviene apagarla, al menos, media hora antes de ir a la cama y no dejar que los niños se sienten solos delante de la pantalla
Escrito por: Amaia Uriz
Los últimos datos sobre los hábitos de ocio entre los menores descubren que están expuestos a la pequeña pantalla una media de 218 minutos al día. Esta conducta se aprecia más en vacaciones. Sin necesidad de demonizar el electrodoméstico, conviene enseñar a ver la televisión y facilitar la realización de otras actividades que entretegan y doten de interés las horas de ocio.
Rafael Sánchez Ferlosio, premio Nacional de la Letras en 2009, previene que la televisión puede usarse como "el mejor canguro: sale barato e hipnotiza a los pequeños". Advierte del "poder pedagógico de la televisión y su influencia sobre los niños", una influencia que, a lo largo de los días de vacaciones, corre el riesgo de multiplicarse. No es fácil poner límite a una programación infantil cargada de dibujos animados y películas, pero puede ordenarse.
Aprender a ver la tele
La tesis doctoral del pediatra Eduardo Santoro buscaba responder a una pregunta: ¿Por qué los niños ven la televisión?. La investigación descubrió dos respuestas. La primera concluía que los pequeños recurren a la TV para satisfacer sus necesidades de distracción, reducir las tensiones y como medio para obtener información. La segunda agregaba un factor situacional externo: "El niño ve televisión porque no le queda otro remedio".
El ForoNo es fácil poner límite a una programación infantil cargada de dibujos animados y películas, pero puede ordenarse sobre Educación y Televisión elaboró el Decálogo para aprender a ver la tele. En él se resumen reflexiones, sugerencias y propuestas de los ponentes de las distintas mesas sectoriales, todos ellos profesores, investigadores y profesionales de importantes universidades y empresas de televisión e instituciones. Coincidieron en señalar que aprender a ver la televsión es aprender a conocerla. Unas sencillas pautas ayudan a lograrlo:
* Mirar la pantalla.
* Apagar el aparato, al menos, media hora antes de ir a la cama.
* Elegir el programa y evitar el "zapping".
* No sentarse solo delante de la pantalla, sino usarla como excusa para comentar con alguien el programa que se ve.
* Concebir la publicidad como una vitrina, donde no se puede tener todo.
* Comentar los programas que se ven con los amigos y con los profesores.
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El frío en la calle, la acumulación de encuentros familiares, las tardes sin tareas y sin planes conducen al sillón y al mando a distancia. ¿Por qué no irse de campamento sin salir de casa? La sala puede ser una perfecta campiña donde colocar la tienda de sábanas y mantas, cenar a la luz de velas y linternas, cantar canciones alrededor de una hogera de cojines y contar historias. Después, a dormir... en los sacos.
Acudir a una biblioteca pública en busca de un libro o un videojuego que tienen marcado un tiempo límite para su devolución obliga a ocupar muchas horas del día para llegar al final del cuento o de la aventura cibernética.
La cocina puede acoger un encuentro especial de los niños. Sin necesidad de grandes habilidades culinarias, se puede realizar un viaje a través de cuentos tradicionales, aprender a cocinar galletas o elaborar figuritas de sal.
Escrito por: Amaia Uriz
Fuente: consumer.es