Tomar decisiones no es sencillo, siempre existe el riesgo de equivocarse. A veces nos da miedo decidir, pero incluso de los errores se aprende y esta enseñanza puede ayudarnos para futuras elecciones. Si bien no existe una fórmula infalible que nos asegure los mejores resultados a la hora de decidir, sí hay formas de mejorar nuestra capacidad de decisión.
Estos consejos no garantizan que tus decisiones serán siempre las mejores; sin embargo, pueden ayudarte.
- Existen dos formas principales de tomar decisiones: instintivamente a través de nuestras “corazonadas” o por un largo proceso sistematizado. Cada sistema tiene sus propios beneficios y es necesario darnos cuenta a qué tipo de decisión estamos enfrentándonos.
- Las decisiones instintivas no son generalmente una respuesta arbitraria, existen problemas similares que hemos enfrentado previamente, por lo que este tipo de respuesta puede ser útil para problemas con los que tenemos más experiencia, pues es como un proceso automático.
- Por otro lado, cuando nos enfrentamos a situaciones desconocidas quizá convenga tomarse un tiempo para reflexionar, pues la solución que empleamos para otros problemas, puede no ser efectiva para la situación actual. Será necesario tomar un poco de distancia para evitar que actuemos en automático y el nuevo problema con una perspectiva fresca.
- La experiencia, incluso si es de otra persona, es clave para saber cómo aproximarse al problema. Si conoces a alguien que ha atravesado una situación similar, un consejo de su parte puede ser útil para encontrar una solución.
- Pregúntate cuáles son los posibles resultados de cada decisión y qué puede pasar si no se elige. Trata de ampliar la perspectiva lo más posible y ver lo más lejanamente posible a dónde te llevaría cada alternativa. Esto te puede dar una visión más clara.
- Pregúntate por qué cinco veces. Esta es una estrategia propuesta por Sakichi Toyoda, fundador de Toyota. En la que preguntarte una y otra vez te ayuda a ahondar en lo que hay detrás de tu decisión y ver si encaja con tu forma de ver el mundo.
- “¿Por qué debería tomar este trabajo? Porque paga bien y puedo crecer ¿Por qué es eso importante? Por qué me permitirá construir una carrera ¿Por qué quiero eso? Para darle sentido a mi vida…” Es necesario enfocar las preguntas para llegar a una conclusión que nos permita encontrar lo más importante de nuestra decisión.
- No pienses las cosas demasiado, hay decisiones que no necesitan una reflexión tan profunda y en ocasiones dudar tanto sobre lo que debemos hacer, al final nos estresa y nos lleva a no hacer nada. En ocasiones, lo que necesitamos es dejar de pensar en una solución y ocupar la atención en otra cosa. Distraerte dejará que tu cerebro avance en automático con la información que le has dado y cuando menos lo esperes, quizá la respuesta llegará a ti.
- Date el permiso de equivocarte. No hay forma de asegurar que la decisión que tomes será definitivamente la mejor, pero eso no debe impedirte tomarla. Si cometes errores, puedes aprender de ellos, así que no te presiones buscando que tus elecciones sean perfectas.
- Confía en ti mismo. Tienes la capacidad de tomar decisiones y a fin de cuentas, más allá de todos los consejos e información que puedas recibir, depende de ti. Así que confía en que estás eligiendo lo mejor para ti, incluso si al final te equivocas.
Escrito por: Elena Pedrozo