Leyendo la columna “Gana premios participa en trivias”, que publica Confesiones de Sofía, me llevé una gran sorpresa. Pensé que al tratarse de trivias las respuestas iban a venir “1,2,3 así de fácil” y resulta que me pasé horas, ¡días! En encontrar respuesta.
Esto me hizo reflexionar, me pregunté en los detalles que estaba dejando pasar, al punto que mi memoria no los registraba. Me quedé dando vueltas pensando en “la cita más romántica que he tenido”. Le pregunté a mi esposo y él inmediatamente contestó: “cuando tomamos vino en la playa de Los Roques, bajo el cielo estrellado”. ¡Podrán imaginar mi sentir!
Mujer ¡por Dios! ¿Dónde estabas esa noche que tu memoria no lo pudo traer al presente?, la respuesta: esa noche me encontraba en el pasado, tal vez pensando en la inmortalidad del cangrejo, tal vez llenando mi mente con los “hubiera”, tal vez pensando en el futuro… tal vez, tal vez…
Ante la trivia supe que me perdí de esa noche, de esa cita tan romántica. Mi cuerpo estaba allí, pero mi corazón, mi alma se encontraba en otro lugar. Sospeché, que así como esa noche, habría perdido también días.
Me vino entonces la iluminación y dije: “Yraida Carolina, arriba esos ánimos que hoy es un nuevo día, así como dijo el maestro: ayer es historia, mañana es un misterio, pero hoy es un regalo; por eso lo llamamos ‘presente’”.
Hablé con mi esposo sobre mi falta de sintonía con el ‘presente’ en ese momento y que tal vez habría ocurrido en otros, fue nutritivo para ambos. Como dice el artículo de Merlina Meiler, también publicado aquí: “mejora para parejas creando puentes”. Me sinceré conmigo misma, ese fue mi puente.
…Les cuento que anoche la velada estuvo fantástica, alguien tocó a mi puerta y me sorprendieron 20 hermosas, grandes y aterciopeladas rosas rojas.
Más tarde, mi esposo llegó con una botella de vino. Fue una cita romántica, bella, acompañada de buena música junto al calor del sofá en el apartamento. ¿La más romántica? Si, anoche fue la más romántica y vendrán otras para quitarle el título a esta, propiciadas por él y también propiciadas por mí.
Yraida Carolina Moreno Luna