Dicen que “como te ven te tratan” y es cierto. En una sociedad tan acelerada como la nuestra, apenas tenemos tiempo para fijarnos en la primera impresión que nos proyectan las personas. Es por eso que es importante asegurarte de que estás proyectando lo que quieres. ¿Qué dice tu imagen de ti?
Sea una entrevista de trabajo, una reunión para conseguir proveedores para tu negocio, la primera cita o la situación que se te ocurra. Esos primeros momentos pueden ser determinantes y aun antes de que digas una sola palabra, tu imagen ya habrá dicho suficiente para que la otra persona tenga una idea sobre ti y desde ese punto se entablará la relación. Por supuesto, si damos una mala primera impresión, el tiempo puede probar que la percepción inicial estaba errada, pero lo cierto es que ya se ha formado un prejuicio, que será difícil derribar.
La comunicación no sólo se refiere a lo que decimos conscientemente, también nuestros gestos, posturas y hasta la ropa que utilizamos, hablan; y pueden respaldar o contradecir lo que estamos diciendo. De forma inconsciente, tenemos un diálogo que va más allá de las palabras; es por eso que conviene tener una mayor consciencia sobre lo que estamos proyectando, para que de esta forma nos aseguremos de mandar el mensaje que queremos.
No hablamos de fingir o forzar una imagen, sino de que tu verdadero yo pueda ser revelado a través de esa primera impresión. Encontrar tu propio estilo será necesario para proyectar la mejor imagen de ti; una que vaya acorde a tu físico –talla, forma, tono de piel– pero sobre todo, que vaya acorde a tu personalidad.
Escrito por: Elena Pedrozo