Diversas

¿Vale más ruda que bonita?

valemasrudaEscrito por: Chuchi Gonzalez

A

través del tiempo, he descubierto que muchas mujeres que han sufrido en carne propia o través de la piel de sus madres, hermanas, primas o amigas, algún tipo de abuso, alimentan su subconsciente con creencias que sostienen grandes armaduras para defenderse de eventuales traiciones, o amarguras.

Ellas son de mirada dura, y ceño fruncido, de labios austeros de sonrisas, y de trato difícil; ellas van por el mundo aferradas al dolor que hubieron de sentir en algún momento de sus vidas, cerradas a la oportunidad de amar, entregarse, o correr riesgos.
Ellas creen que para ser exitosas (y cada quién define lo que entiende por éxito) deben forzosamente distanciarse, del amor, de la frescura y de cualquier gesto que devele “vulnerabilidad”.
Una puede escuchar sus pláticas de café diciendo “yo no necesito a nadie”, ¿quién necesita un hombre?”, “Yo no tengo tiempo para una relación”, “mi carrera es todo en mi vida”, y remarcan con gran exaltación “yo soy una mujer fuerte, a mí nadie más me va a ver la cara”, “yo soy así porque no voy a permitir que nadie me lastime nunca más”.
Algunas son grandes ejecutivas, importantes empresarias, exitosas profesionistas, se comunican con efectividad, trabajan para alcanzar sus metas, obtienen logros económicos, y siempre están alertas a nuevos chances.
Se jactan de no sonreír, de no ser amorosas, de elegir un vocabulario rudo y sin matices de sentimientos para dirigirse a los demás, se mueven como estrategas, y sienten la necesidad extrema de “controlarlo todo”. Son eficaces para llegar a sus resultados, pero en las relaciones se muestran frías e indiferentes, arrasan como el fuego a quienes no dan con el ritmo agitado de su mundo, y no les tiemblan las manos para hacer rodar cabezas.
Estas mujeres “rudas”, son las que se espantan cuando alguien se acerca desde el amor y las mira en profundidad, cuando son descubiertas como niñas heridas jugando a ser mujeres de hierro, cuando una mano delicada las caricias, o una voz expresa amor por ellas.
Estas mujeres que en apariencia son “independientes”, que ostentan sus frutos materiales, en la intimidad de su mundo, se sienten SOLAS y abatidas.
¿Por qué? Porque todos los seres humanos “ansiamos ser amados” y el propósito de nuestro lenguaje es “comunicar el amor” como diría el biólogo Humberto Maturana. Se ha llegado a la conclusión de que el Homos Sapiens, llegó a ser sapiens por el desarrollo de su lenguaje que permitió la evolución de su intelecto y no al revés. El lenguaje en elPoder declarar ante el mundo nuestra vulnerabilidad, lejos de mostrarnos como seres débiles, nos coloca en una posición de madurez emocional, es estar abierta a la creencia de que hay, y habrá cosas con las que no podremos lidiar, y eso nos convierte en seres sanos a nivel emocional hombre tiene peculiaridad propia y distintiva; todos los seres vivos tienen un sistema de lenguaje, sin embargo el único que tiene la capacidad de observar su propia existencia es el hombre; esta habilidad le permite activar su capacidad reflexiva, es decir, intervenir durante la acción, antes de la acción o después de la acción.
A través del lenguaje, los seres humanos creamos nuestro mundo, como en PNL se dirá podemos hacer una representación mental del mundo, y a través de esa imagen nos vinculamos.
Cuando una persona ha sufrido, lo más natural es crear un antídoto contra ese dolor; una barricada para que lo inesperado no nos desborde y arrase. Pero es nuestra responsabilidad de vida, saber que eso no puede durar para siempre. En cada momento tenemos la capacidad de elegir como sentirnos.
Eso hacen estas mujeres “DURAS”, simular ser quienes no son en realidad. Ellas eligen desde el temor y el pasado; y desde ese punto, ¿qué clase de vida crees que pueden construir?
En lugar de experimentar ser ellas mismas, se convierten en los seres que sus miedos le dictan que deben ser o lo que otros le dicen que es lo correcto.
Muchas de ellas han recibido una educación errónea, madres víctimas de la violencia de un esposo celoso, machista, o abandónico, predican que “nada en la vida es amor”, “una debe hacer las cosas siempre sola y perfectas desde la primera vez”, “Qué pedir apoyo es muestra de debilidad”, “que demostrar amor no hace vulnerables”. Construyen su presente desde esos patrones, con pensamientos hostiles y viven en constante estado de resistencia. No han aprendido a legitimizar a otras personas, porque sólo ellas “saben cómo son las cosas” o “cómo se hacen las cosas”.
Estas mujeres de acero, por dentro se derriten cuando algún suceso “irrumpe” la cotidianidad, o “cuando se sienten atraídas por algún hombre”. Se reprimen, activan todas sus protecciones y dejan pasar delante de sus narices grandes oportunidades. Ellas creen que se protegen. Aunque saben que el dolor que se insuflan a sí mismas, también es cruento, y penetrante. Y pese a todos sus intentos, siempre alguien las alcanza con su puñal.

La vida es incertidumbre
Es que la vida, es un estado de cambio absoluto y permanente, quien desee tener todo bajo control, estará en grandes problemas. No podemos controlar lo que sucederá o dejará de suceder, si el amor será para siempre o para un rato. Pretender “aislarnos” para no ser “lastimadas”, nos lastima mucho más, que si nos dejamos fluir. Porque en el trabajo “odioso” de cada día ocultar nuestras verdaderas emociones, vamos apangando dentro de nuestro ser las luces que por naturaleza tenemos. Nos opacamos, oscurecemos, y nos tornamos sepias. Fantasmas persiguiendo juegos “seguros”, apostadoras emocionales de lo previsible.
Vivir es un oficio difícil, pero repleto de bienaventuranzas, de los errores, y de las frustraciones, también podemos aprender, de las heridas podemos generar nuevas formas de ser que nos abran nuevos caminos y re-escribir nuestra historia todas las veces necesarias.
Es una creencia obsoleta, aquella que reza que para ser una mujer exitosa, con poder, o independiente, tenemos que renunciar a nuestra femineidad. A la cursilería (a mí me encanta ser cursi) propia de nuestro género, esa que nos hace intensas, interesantes e inocentes a la vez.
La dulzura, la ternura, la belleza no está peleada con el poder, la fortaleza, la seguridad o el éxito. Como tampoco es cierto que vivir como un avestruz no aleja del desconsuelo.
Todo aquello que resta el ser que somos, genera padecimiento. Somos una unidad, olvidarnos de eso, implica “no amarnos”, es vivir en no aceptación.

Declarar nuestra vulnerabilidad
Poder declarar ante el mundo nuestra vulnerabilidad, lejos de mostrarnos como seres débiles, nos coloca en una posición de madurez emocional, es estar abierta a la creencia de que hay, y habrá cosas con las que no podremos lidiar, y eso nos convierte en seres sanos a nivel emocional.
Aceptarnos vulnerables, es aceptar nuestra calidad de Humanos.

Sin corazas, ni caparazones la vida es más ligera.

Escrito por: Chuchi Gonzalez
Coach Ontológico – Tallerista Motivacional - Escritora

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