Me escriben muchos correos electrónicos preguntándome qué hacer ante la gran falta de valores que se nota hoy en día en nuestra sociedad. Y sí, la realidad es que las cosas ya no son como antes.
- La palabra no tiene el valor de “contrato verbal” del que solía hacer gala en otros tiempos.
- En caso de personas que recién conocemos, el descreimiento –en todo o en parte- suele primar antes de darle a nuestro interlocutor la posibilidad de contar con nuestro apoyo y confianza – nos resguardamos más de lo que desearíamos o de lo que sería razonable “por las dudas”, porque ya nos han defraudado o porque, simplemente, ya nos hemos acostumbrado a esto.
- Se escucha a hombres y a mujeres permanentemente diciendo que la fidelidad no existe y que, si están solos, no esperan encontrar una pareja que les sea fiel y, por consiguiente, les dé la exclusividad que desearían, puesto que “esto ya no corre”.
- La gente (en especial, quienes viven en grandes ciudades) es más mentirosa, menos confiable y demasiado individualista, por lo que busca sólo su bienestar, sin importarle el resto del mundo.
- Decir que uno se casa “para siempre” suena extraño.
- Los jóvenes ya no respetan a sus padres como deberían y, en muchos casos, decididamente hacen lo que quieren desde edades tempranas.
- Tampoco se respeta a los mayores ni se les da el lugar de experiencia y sabiduría que muchas civilizaciones de la antigüedad solían darle (y en realidad, no es necesario remontarse a cientos o miles de años).
- En ciertos ámbitos, la corrupción, el amiguismo y el egoísmo son moneda corriente.
¿Qué hacer ante esta falta de valores?
Yo resumiría mi respuesta en una sola frase: mantén tu integridad.
Sé tú mismo en todo momento, sin dejar que nadie, sea quien sea, te saque de tu eje.
No hagas cosas ni lleves a cabo actos u acciones con los que no te sientas a gusto o que, de plano, sabes que están mal: nadie puede obligarte a realizarlas sin contar con tu aprobación. Siempre hay otra salida (que puedes encontrar solo o con ayuda).
Mantén tus convicciones y enfoca tu vida en ellas, aunque las circunstancias u otros seres intenten arrastrarte a otras latitudes: verás cómo, de a poco, el círculo de personas que te rodean irá componiéndose de quienes piensan y sienten de manera similar a ti. ¡Te aseguro que esto pasará, hay mucha gente que comparte tus puntos de vista!
¡Y nunca abandones tus ideales! Absolutamente nada vale ni valdrá la pena que tan siquiera lo intentes.
¿Cómo reaccionas ante la falta de valores de los demás?
Escrito por: Merlina Meiler