Padre firme, hijas firmes
Vivimos un mundo muy complejo. Nuestros hijos están rodeados de grandes retos. Desde una creciente libertad hasta un futuro poco promisorio, los niños y jóvenes se enfrentan cada vez más temprano al mundo tóxico del sexo, las drogas y el rock and roll. Aquí, resumimos 10 consejos que la doctora Meg Meeker publica en su libro “Strong Fathers, Strong Daughters”.
1. Eres el hombre más importante en su vida. Cuando el papá le enseña, la hija aprende mejor, se esmera, obtiene confianza. El papá moldea su carácter mejor que cualquier otro hombre.
2. Tu hija necesita a un héroe. Como papá es necesario tener la fortaleza para rescatar a tu hija de cualquier situación que represente peligro. Comunicación, liderazgo y disciplina son elementales para formar su carácter.
3. Eres su primer amor. Ella busca en ti un amor incondicional. Lo buscará durante toda la vida. Pero el amor no es un sentimiento sino un oficio. Son hechos. Es respeto. El amor que busque de adulta será similar al que reciba de ti.
4. Enséñale humildad. Si la soberbia es el origen de todos los defectos de carácter, la humildad es el punto de partida de todas las virtudes. Humildad no es debilidad, por el contrario es equilibrio y fortaleza.
5. Protégela, defiéndela. Los patrones de conducta han cambiado radicalmente, por lo que las mujeres están expuestas a muchas más enfermedades y riegos que hace apenas una generación.
6. Pragmatismo y fortaleza: Tus dos grandes activos. Si le enseñas que la vida tiene sus límites, ella aprenderá que la vida requiere de cierto pragmatismo. La fortaleza permitirá a tu hija enfrentar los retos que naturalmente tendrá que solventar.
7. Sé el hombre que quieres para ella. Para que tu hija sepa qué es un buen hombre, ella necesita conocerlo primero. Ve por ella al antro, no dejes que un amigo intoxicado la regrese a casa.
8. Enséñale una vida espiritual. Ella debe saber que hay mucho más en la vida que lo que se ve y se toca. La fe será una poderosa herramienta para sus momentos de apuro.
9. Enséñale a pelear. Tú entiendes las batallas internas, tu hija no. Enséñale a controlar impulsos, obsesiones y enojos.
10. Mantente conectado. Cuando los padres están cerca de sus hijos, los riesgos de caer en drogas, violencia o cualquier conducta dañina son mucho menores. Comprobado.