Bienestar

7 tips para quienes padecen enfermedades crónicas

7-tips-para-quienes-padecen-enfermedades-cronicasLas enfermedades crónicas y/o degenerativas son una de las crecientes causas de depresión en la población adulta. Muchas veces nuestra forma de vivir debe cambiar radicalmente, y esto sucede a todas las edades. No sabemos cómo aceptarlo y mucho menos cómo manejarlo. La experiencia de una mujer que ha estado confinada por su enfermedad durante 10 años nos da algunas pistas.

Toni Bernhard, autora del libro “Cómo estar enfermo” escribió en la revista Psychology Today algunos tips para los que padecen enfermedades crónicas que han afectado su vida de manera considerable (casi todas lo hacen). Yo misma encontré consuelo en sus palabras, pues me cuento entre este grupo que ha visto su mundo voltearse por una enfermedad. Te las comparto, con la esperanza de que también te den consuelo a ti o a alguien que aprecias.

Guarda luto y celebra lo nuevo. No tiene nada de malo que haya un periodo de duelo después de ser diagnosticado. Tu vida dio un vuelco y es normal que te sientas agobiada, triste o enojada. Date un tiempo para ello, y cuando hayas tenido suficiente dale la bienvenida a tu nueva vida, que si te ha puesto en esta posición no quiere decir que tu mundo de posibilidades se cierre. Al contrario. En el caso de Toni, no pudo continuar con su carrera docente, pero escribió un libro cuyo éxito la ha recompensado de tantas maneras como no se imaginó. El chiste es abrir la mente.

Atesora amistades. Al enfermarte, tu vida social se ve afectada. Tal vez ya no puedas salir tanto o divertirte como antes (yo por ejemplo no podía ir a bares o antros, no podía hacer mucho ejercicio, me tenía que quedar en casa muy seguido, etc.). Cuando te das cuenta de quiénes de tus amigos siguen ahí para ti, a pesar de que ya no eres la misma de antes, algo cambia en ti, tu corazón se llena de un afecto y lealtad especial para estas personas que probablemente no tendrías si no hubieras pasado por esto. Lo mismo sucede con familiares, incluso con tu pareja. Tus lazos afectivos se fortalecen en la adversidad. En la era de Internet, puedes hacer conexiones con personas que pasan por lo mismo que tú, y hacer amistades fuertes en muchos lugares del mundo.

Verte en los ojos de otros. La enfermedad une a las personas de una manera muy peculiar. De pronto te puedes encontrar en la sala de espera con gente con la que jamás congeniarías en otras circunstancias (porque son de diferente género, grupo o clase social, etc.). Al pasar del tiempo algunos se convierten en tus amigos, y aprenderás una valiosa lección sobre el juzgar a los demás. Aprenderás a darte la oportunidad de conocer a la gente a pesar de los prejuicios que puedas tener. Quién sabe. La vida tal vez te tenga algunas sorpresas.

Apreciar las cosas pequeñas. Cuando se padece alguna enfermedad, lo más común es que tengas que pasar mucho tiempo quieta, acostada o sentada. Al no tener otra cosa que hacer, tus sentidos se abren hacia lo que está ahí, y de pronto de das cuenta de que tu habitación o la ventana pueden ser tan entretenidas. Yo disfrutaba mucho escuchar el ruido del parque que está a un lado de mi casa. En las noches, me gustaba guardar silencio y escuchar a la ciudad que nunca duerme. Aprendes el arte de hacer nada, de ver nada y aún así sentirte plena.

Cultivar la gratitud. Toni Bernhard propone un sencillo ejercicio. Escribe una lista de las cosas buenas que te han pasado desde que te enfermaste. Tal vez te volviste más paciente, dejaste de fumar, te alimentas sanamente, etc. Seguramente tienes material para llenar varias páginas.

Tienes el derecho a cansarte. Sí, de vez en cuando una se harta de estar enfermo, te enojas, te pones a llorar, etc. No tiene nada de malo, no eres mala persona ni eres débil ni nada parecido.

Confía en tu propio juicio. Sólo tú sabes dónde está tu límite. No permitas que nadie más te diga qué puedes hacer y qué no (salvo tu médico, tal vez). No quieras quedar bien o demostrarle nada a nadie, salvo a ti misma. Si te invitan a una fiesta y te sientes mal, no tienes por qué forzarte a ir si te sientes mal o alguien te está presionando para que lo hagas. Mide tu cuerpo, tu fuerza y tu voluntad.

Escrito por: Nahiely Aquino

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