Bienestar

¿A qué edad somos más felices?


Probablemente al plantearte esta pregunta sin dudar respondas, “en la juventud”. Esa maravillosa etapa donde nos encontramos ante todas las expectativas, con la mayor libertad y con ganas de comernos el mundo. Sin embargo, diversos estudios parecen señalar que “felicidad de la juventud” puede ser sólo un mito, pues todo parece apuntar a que existe una etapa más feliz: la vejez.
¿La vejez? ¿Con sus achaques, sus problemas de salud y la pérdida de energía? A pesar de la idea de que la vejez está ligada a la depresión y la decadencia, un estudio realizado por la Universidad de Michigan, otro realizado por un grupo de economistas en Estados Unidos y uno más realizado por la Universidad de Buenos Aires; llegaron a la misma conclusión: el ser humano es más feliz al llegar a esta etapa.
Al pasar el tiempo y con las diversas experiencias que da la vida, adquirimos mayor sabiduría y aprendemos a enfrentar mejor las adversidades. En la vejez, ante la perspectiva de la muerte, aprendemos a vivir y disfrutar más el presente, a centrarnos en las cosas que realmente importan, aprendemos a manejar mejor nuestras emociones y la vida se centra más en las relaciones personales. En resumen, aprendemos a disfrutar cada día.
Sin embargo, un patrón que se notó en todos los estudios, aún en las personas de la tercera edad, la vejez se percibe como algo malo. Lo curioso es que aunque éstos en general perciben esta etapa como de decadencia, su propia vejez la ven con mayor de forma más positiva. Los ancianos más felices han decidido desafiar sus expectativas de la vejez y disfrutarla.
Es importante empezar a cambiar paradigmas, pues si bien el promedio de viejos es más feliz que el promedio de jóvenes, muchos ancianos no disfrutan su vejez precisamente por sus percepciones al respecto. Antes de envejecer piensan que al llegar a esta etapa serán pasivos y estarán enfermos, intentan evitar el envejecimiento y sufren más cuando la vejez llega porque ven sus profecías auto-cumplidas.
Otra cuestión importante, es que ser viejo no necesariamente implica que seremos felices, es necesario que se cumplan nuestras necesidades básicas, lo que incluye tener salud y el amor de alguien. La enfermedad como tal no afecta tanto los niveles de felicidad como el sentirse abandonado. Sentirse solo y ser dependiente, son dos rasgos que pueden llevar a la depresión.
Por eso es importante vivir el presente pensando en el futuro, cuidar nuestra salud desde hoy para asegurarnos de llegar a una vejez con mejor calidad de vida, para que cuando llegue el momento podamos aprovechar toda esa sabiduría adquirida y disfrutar al máximo esa maravillosa etapa de la vejez.

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