Los miedos son normales. Esta es la primera premisa a la que deben atender los padres que observan cómo determinadas situaciones o elementos provocan temor o ansiedad en sus hijos. Tal como señala el psicólogo Francisco Xavier Méndez, autor de la obra 'Miedos y temores en la infancia: ayudar a los niños a superarlos', los miedos "se experimentan con frecuencia a lo largo de la vida, aunque las situaciones temidas varían con la edad".
Méndez y su equipo de investigación de la Universidad de Murcia describen en su estudio los temores más frecuentes en las distintas etapas evolutivas de los niños:
Durante el primer año: los miedos más comunes en esta etapa están relacionados con estímulos intensos o extraños, como los ruidos fuertes e inesperados o las personas desconocidas.
Hasta los seis años: en esta etapa prevalecen temores más específicos, entre los que destacan el miedo a los animales, las tormentas, la oscuridad, los seres fantásticos, las catástrofes o la separación de los padres.
A partir de los seis años: a medida que desaparecen los miedos anteriores como consecuencia del desarrollo cognitivo del niño, se da paso a nuevos temores como la muerte, el daño físico, las enfermedades o los accidentes y, más adelante, a situaciones sociales como el miedo al ridículo, al fracaso escolar o a las desavenencias entre los progenitores.
Cada miedo, su solución
Para ayudar a los hijos a superar sus miedos, los especialistas recomiendan evitar la sobreprotección, pero también prescindir de actitudes como resaltar su cobardía ante un temor, ridiculizarle o burlarse (que provoquen que el niño se sienta culpable), así como forzarle a enfrentarse a su temor de forma drástica en vez de un modo paulatino.
Estas son algunas de las sugerencias más destacadas de los expertos:
Miedo a la oscuridad: crear un ambiente agradable y sereno en el momento de ir a dormir y evitar los juegos excitantes. La luz se debe suprimir de forma progresiva, primero con una lámpara encendida en la mesilla y después con un pequeño piloto o la luz del pasillo, hasta suprimirla por completo cuando haya superado su miedo.
Miedo a los animales: informarle de los peligros que tiene acercarse a un animal desconocido, pero no crear alarma para intensificar su temor. Conviene leerle cuentos cuyos protagonistas sean los animales que teme, ayudarle a que se acerque primero a los cachorros para mitigar su miedo y reducir poco a poco las distancias con los animales adultos.
Miedo a las tormentas: es importante dejarle que observe la lluvia y contarle a la vez cómo funcionan los fenómenos meteorológicos, jugar a contar los truenos y calcular el tiempo entre estos y los relámpagos.
Miedo a los seres fantásticos: enseñarle a reconocerlos como productos de su mundo interno y reconocer que no suponen ningún peligro para su vida. Supervisar la programación televisiva y procurar que no vea películas ni series que contengan imágenes o situaciones fantásticas que no puedan reconocer como irreales.
Fuente: www.consumer.es