Saber amar es ser responsable en justa medida

En su clásica obra “La nueva psicología del amor”, el psiquiatra Scott Peck afirma que las personas neuróticas o con desórdenes de personalidad tienen dificultades para amar. Las primeras cargan con demasiada responsabilidad y a las segundas les falta ser más responsables con los demás. Responsabilidad es pues una característica del amor maduro y auténtico. Y el amor en este sentido sirve para ser mejores personas. Sirve para vivir y convivir en paz y con alegría. Amar con madurez nos conviene.
Pero ¿qué es amor? Para Peck el amor romántico, ése que espera del otro lo mejor de sí es un amor infantil. Pensar que el enamoramiento es para siempre nos perjudica. No son pocas las parejas que caen en la dependencia del otro. Se trata de una relación que impide el desarrollo y florecimiento de las personas. El auténtico amor, afirma el autor, es la voluntad de procurar el crecimiento de una misma o de otras personas. En este sentido el amor tiene una meta. Es también un proceso que se alimenta a sí mismo. Es un trabajo conciente. Se trata de amarse y de amar. Significa una “disposición” no un deseo. No anhelamos amor sino que elegimos amar.
Dependencia no es amor
Todas las personas queremos que nos consientan, que nos mimen, que nos ayuden. Cuando provocamos que nuestra pareja o nuestros hijos se vuelvan dependientes de nosotras, les estemos atrofiando, les robamos sus capacidades. Quizá nunca se alejen pero tampoco estamos procurando su crecimiento y bienestar. Las personas dependientes son pasivas. Sienten que algo les falta. En consecuencia buscan salidas a su depresión, siendo las más comunes el alcoholismo y otras adicciones. Las personas dependientes o que generan dependencia generalmente tuvieron una infancia con poco amor. El ideal es crecer juntos pero mantener independencia. Que cada persona sea capaz de sobrevivir sin la ayuda del otro significa que se respetan mutuamente. Se autoafirman. Y sobretodo se admiran mutuamente.
Escrito por Equipo SuperMujer