Escrito por: Chuchi González
Buena suerte, mala suerte, ¿quién sabe?, terminaba un cuento que alguien me contó alguna vez, en su momento me reía a las carcajadas, y luego con el paso del tiempo, lo empecé a aplicar a las situaciones de mi vida. Junto con mi crecimiento espiritual y el inevitable (sumar años) fui entendiendo que si bien existen los que nacen con estrella y nosotros; también es cierto “que de nosotros” depende mucho nuestra suerte.
Nuestra actitud juega un papel fundamental en el resultado de nuestros resultados, por ella (actitud) actuamos de una u otra forma, nos paralizamos, quejamos, nos atrevemos, nos entregamos y al final del día, entre la vigilia y el sueño, podemos sonreír o largarnos a llorar. Como dice ese refrán “a Dios rogando y al mazo dando”, y aunque suene “típico y trillado” mucho del gran bagaje de nuestra vida depende de nosotros, de la forma de relacionarnos con el mundo, de la posibilidad de capturar sus “señales” (retroalimentación), de la particular manera de percibir a los demás, y de las singulares gafas con las que vemos la vida (observador). En numerosas ocasiones hemos oído decir que “cuatro ojos ven más que dos” si trasladamos este dicho a la posibilidad de ser un observador de múltiple enfoque, alguien abierto, de estructura flexible, tendremos más puntos aNuestra actitud juega un papel fundamental en el resultado de nuestros resultados; en nuestras manos está el poder de hacer cosas para favorecer nuestra historia nuestro favor, que sí creemos como el carpintero que todos los problemas se arreglan con martillo.
La relatividad de los sucesos o la reversibilidad de las situaciones, nos apoyan a sostener la idea de de que lo contrario también es verdad.
Lo cierto es que la suerte, fortuna, buena onda, o como quieras llamarla, puede ser positiva o negativa según sea tu capacidad de interpretar lo que está sucediendo.
Seguramente dirás- si voy caminando por la acera, tropiezo y me quiebro la pierna ¿qué tiene eso de positivo? – Yo podría responder a dicha hipótesis: te llevan al hospital y te atiende el famoso Dr. Derek de Grey’s Anatomy y se enamora de ti! ¿Buena suerte o mala suerte? ¡Quién sabe!
¿Entiendes? Me gustan los ejemplos absurdos porque a través de ellos podemos entender mejor las cosas, quiero explicar que muchas veces nos sentimos abatidas y sin respuestas, compadeciéndonos de nuestra “suerte” (factor externo) y sin darnos cuenta entramos en un torbellino de emociones negativas que nos tiran hacia abajo, luego decimos “NO TENGO SUERTE” y tal vez si la tenemos, sólo que no la pudimos observar. Las emociones que tenemos condicionan nuestras acciones; si estás triste, deprimido, frustrado, enojado ¿Qué clases de acciones crees que actuaras?
Y más allá o más acá de la estrella, está en nuestras manos el poder de hacer cosas para favorecer nuestra historia.
Guía para favorecer nuestra Suerte…
-Estar atenta a lo que sucede, vivir en automático nos hace perder de muchos aprendizajes.
-Ser perceptiva, estar en actitud de apertura nos permitirá distinguir las oportunidades que se nos presentan.
-Sospechar de todo, pero en el buen sentido, las oportunidades nunca aparecen de la forma que deseamos por lo tanto RECORDAR esto nos conectará con nuestra guía intuitiva.
-Desarrollar la gratitud, la fortuna se beneficia cuando estamos agradecidos por lo que tenemos en lugar de estar quejándonos todo el tiempo por lo que nos falta.
-Usar el talismán del asombro, déjate llevar por lo que sucede a tu alrededor, fluye con el universo, suelta tus resistencia, y aprende a sorprenderte por cada detalle que a veces crees insignificante.
-Sonríe, ¡espanta a los malos espíritus!
-Envía bendiciones (buen decir) al universo y caerán sobre ti multiplicadas
Escrito por: Chuchi González
Coach Ontológico, escritora y tallerista motivacional