Al menos un 14% de la población mexicana padece diabetes y muchos no lo saben. La diabetes es la causa número uno de muerte entre los mexicanos y también causa de ceguera adquirida y amputaciones. Pero no es el hecho de padecer diabetes lo que ha propiciado tales estadísticas, son las complicaciones de un mal cuidado de la enfermedad lo que puede traer las consecuencias. Cambiar de hábitos es importante no sólo para las personas que han sido diagnosticadas con diabetes, sino también para quienes corren el riesgo de padecerla.
La diabetes tipo 2, la más común y adquirida por sedentarismo y malos hábitos de alimentación, puede ser tratada con un mínimo de medicamentos, todo depende del cuidado que tenga la persona de su salud. Un cambio de hábitos es siempre la primera recomendación para personas con diabetes. Será necesario aprender a tener una alimentación sana, evitar la ingesta de azúcar y hacer ejercicio para ayudar a mantener los niveles de glucosa estables.
Pero las recomendaciones de hacer ejercicio y alimentarse sanamente no sólo aplican para las personas con diabetes, sino para cualquier persona que quiera evitar padecer esta enfermedad. Factores como la obesidad, hipertensión y una mala alimentación están vinculados con la diabetes. A pesar del factor genético, una persona puede retrasar e incluso evitar la aparición de la diabetes con un cambio de hábitos que le permitan un estilo de vida más saludable.
Sin embargo, no siempre resulta sencillo cambiar hábitos. Un hábito ha sido arraigado por mucho tiempo y necesitará de paciencia y constancia para poder ser cambiado. Pero tener conciencia de los beneficios que puede traer a nuestra salud un cambio de hábitos, puede ser un buen aliciente. He aquí algunos hábitos que deberás adquirir si has sido diagnosticado con diabetes.
• Haz cinco comidas al día: Los especialistas recomiendan comer poco y constantemente, es decir tres comidas al día y dos colaciones entre estas. Esto te ayudará a mantener tu glucosa estable a lo largo del día. También es recomendable tener horarios específicos de comida para evitar altas o bajas de glucosa que pongan en riesgo tu salud. Recuerda que debes preferir verduras, frutas, carnes magras y cereales integrales.
• Consume más fibra: La fibra ayuda a estabilizar los niveles de glucosa y mantener saludable nuestro sistema digestivo.
• Mastica despacio: A menudo comemos mecánicamente y no disfrutamos nuestra comida, comer con calma le dará a tu cuerpo más tiempo para procesar la comida y ayudará a tu sistema digestivo.
• Revisa tu alimentación: Una alimentación balanceada es necesaria para controlar la diabetes. Llevar una lista de lo que comemos puede servir de pauta para saber si estamos comiendo bien. Limita tu ingesta de grasas saturadas, azúcares, así como frutas y verduras con un alto índice glucémico. Te recomendamos que evites los refrescos y prefieras el agua natural.
• Haz ejercicio: El sedentarismo tiende a ser una de las principales causas de obesidad y diabetes. Hacer ejercicio es importante no sólo para controlar tu peso, sino para ayudar a tu cuerpo a mantener estables los niveles de glucosa.
• Revisa tus niveles de glucosa: Es importante llevar un control de nuestra glucosa para saber que nuestra enfermedad está controlada y saber cuándo se presente un cambio en nuestros niveles de glucosa. El medidor de glucosa te ayudará a llevar un buen control de la enfermedad. En personas que no tienen diabetes, el nivel de glucosa en las sangre oscila entre 70 a 120 mg/dl mientras que las personas con diabetes tipo 2, deben presentar en ayunas un máximo de 130 mg/dl y después de las comidas, no más de 180 mg/dl. Superar esos niveles de glucosa puede poner en riesgo nuestra salud.
Tener un estilo de vida más saludable ayudará a personas con diabetes a tener sus niveles de glucosa controlados y de esta forma evitar los daños que pueden provocar los altos índices de glucosa en la sangre, en ocasiones, ni siquiera será necesario recurrir al medicamento. Para las personas que no tienen diabetes, adquirir estos hábitos también puede ayudar a evitar enfermedades como la obesidad, la hipertensión y prevenir ciertos tipos de cáncer. No siempre es sencillo lograr un cambio de hábitos, pero la decisión de hacerlo puede mejorar sustancialmente nuestra calidad de vida.
Escrito por: Elena Pedrozo