Bienestar

Cansancio

1cansancioEscrito por: Evangelina Jiménez

Estoy muy cansada físicamente, agotada, al levantarme por la mañana me vi al espejo y las ojeras eran realmente grandes, me asustaron y casi grito cuando las bolsas debajo de mis ojos me saludaron con sonrisita burlona, creo que son consecuencia de los días tan exhaustos de éste último mes en el que por cierto cumplo años, seguro eso también influye.


Sé que los dejos de agotamiento físico desaparecerán cuando duerma más de cuatro horas seguidas, las ojeras se quitarán, mi lucidez regresará y aunque éste mes cumpla un año más si descanso lo suficiente no se notará, debo planear el tiempo para descansar.


Es fácil eliminar el cansancio físico, sin embargo, mi cansancio se ha extendido al corazón. ¿Cómo lo duermo? ¿Cómo lo hago descansar? porque también está exhausto, pero no puede dormir. Ya ha tenido insomnio otras veces, se ha pasado meses en vela, últimamente ha fumado mucho, tiene pensamientos serios de regresar con el psicólogo, ha tomado mucho whisky, me parece que debo hacer algo, no me gusta ver como se destruye.


Platicaré con él, le diré que nada es para tanto, que se anime, el sol salió y seguramente hoy será un excelente día. Intenté varias veces buscarle la cara para que pudiéramos conversar, pero lo único que obtuve fue una confesión desmejorada, le apuesta mucho a las cosas y el resultado que obtiene generalmente no es bueno, espera demasiado.


Dejaré que se aísle, su expresión cuando me lo pidió reflejaba una seria necesidad de obtener espacio, descanso, alejamiento. Hace mucho tiempo que no lo pedía, pero me parece excelente idea, creo que lo dejaré ir. No lo voy a molestar, que se tumbe un rato, se lo merece, ha estado de arriba para abajo sin parar y sin resultados satisfactorios.

En la reflexión me percaté que la distancia puede ser buena consejera, en ausencia de mi corazón estaré más apegada a la razón, supongo que era una jugada que tenía calculada. Porque a pesar de que está lejos por ahora siempre se ha preocupado por mí, le
agradezco éste gesto que parece egoísta pero que en el fondo está cargado de desinterés y preocupación.


Una buena dosis de razón no le hace daño a nadie y en estos momentos me caerá excelente, solamente podía ocurrir si mi corazón estaba lejos reposando, éste es el momento. Intentaré escuchar los consejos de la razón, su frialdad es directamente proporcional a su sabiduría, más que la de mi corazón, disfrutaré de su compañía porque cuando están los dos juntos se la viven peleando, ahora sí tendré oídos nada más para uno, a ver si así le hago caso.


Lleva una semana lejos y no lo extraño, supongo que él tampoco porque ni señales de humo me ha mandado y sinceramente no las esperaba, dijo que iba a desaparecer por unos días. La razón me examina a diario, me pregunta todo el tiempo si la escucho, si la sigo, si le estoy poniendo atención, ¡es tan molesta!


Ahora estoy cansada de escucharla, pero es imposible callarla, de repente tiene chispas de brillantez y me dan ganas de anotar lo que me dice. Supongo que en su casa nadie la pela porque de verdad que habla hasta por las orejas: “Deja de pensar tonterías y en vez de eso ponte a hacer algo que valga la pena”, me dice sin parar. Es curioso pero disfruto de su compañía, además me deja dormir mucho, es muy acomedida, se queda conmigo hasta que caigo profundamente, espero no acostumbrarme y que mi corazón se reponga pronto porque lo necesito.


Escrito por: Evangelina Jiménez

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