Tenemos la creencia errada de que comer sano se trata solo de comer ensaladas. No tenemos nada en contra de la lechuga, pero después de mucho repetirlo hasta el platillo más exquisito, harta. Es por eso que es necesario aprender otras formas de comer rico y sano. Pues cuidar nuestra alimentación, no tiene por qué ser un sacrificio.
Una de las ideas que debemos eliminar es que si sabe rico hace daño. Esta idea nos hace evitar cosas que nos gustan porque pensamos que nos perjudican y, al prohibirlas, solo se nos antojan más. A veces el secreto no está en quitar alimentos de nuestra dieta, sino en modificar la forma de prepararlos.
- Las porciones son importantes; en ocasiones no es tanto lo que comemos, sino la cantidad en la que lo hacemos; y es que comemos a pesar de no tener hambre. La comida debe ser suficiente para satisfacernos y no más, acorde a nuestras necesidades de energía.
- Consume productos de temporada, eso le dará variedad a tu menú (y evitará que te aburras).
- Hornear los alimentos en lugar de freírlos reduce considerablemente la cantidad de grasa empleada para la preparación, ya que la cocción emplea la grasa propia de la comida. Otras opciones de cocción son hervir o asar.
- Si vas a freír, utiliza poco aceite y hazlo con movimientos rápidos. El movimiento evitará que la comida se pegue, así que no te verás obligada a usar demasiado aceite. El aceite de oliva es beneficioso para el corazón, por lo que es una buena opción.
- Cuando frías alimentos, asegúrate de reemplazar el aceite cada cierto tiempo.
- Una regla general dice que cocinar a fuego lento, es más sano que la cocción a prisa, pues al ser un proceso gradual se conservan mayor cantidad de nutrientes.
- Sabemos que para alimentarnos sanamente, necesitamos una comida balanceada que incluya todos los grupos alimenticios; sin embargo, esto no nos dice mucho. Una forma sencilla de saber si un plato está balanceado es asegurarse de que: la mitad sean verduras y/o frutas; una cuarta parte sean cereales, harinas y/o tubérculos –como la papa– ; y la otra cuarta parte esté conformada por proteínas (carnes y lácteos) y/o leguminosas (como el frijol o la lenteja) .
- La cocina empieza desde que compramos los ingredientes, pero si vamos a comprar comida cuando tenemos hambre terminaremos cediendo a los antojos; lo que favorecerá que compremos comida chatarra.
- También es importante que utilicemos alimentos frescos.
- Dulces, refrescos, bebidas azucaradas y frituras, no deben encontrar lugar en alacena. Un poco de vez en cuando, puede ayudar a quitar el antojo; sin embargo, dado que son alimentos que no aportan nutrientes, conviene reducir la frecuencia al mínimo.
- Ser curioso y creativo, explorar nuevas formas de cocinar es lo más importante para que comer sano no sea pesado; no debemos pensar en que estamos comiendo para bajar de peso, debemos pensar en que la comida también un placer. Así que vale la pena esforzarse para disfrutarlo de forma sana (y de paso, lograr nuestro peso ideal).
Escrito por: Elena Pedrozo
