Suele ser la respuesta que menos queremos recibir: “No”. Tan sólo dos letras que pueden hacer derrumbar nuestras ilusiones o, por el contrario, ayudarnos a capitalizar la experiencia y a obtener algo muy positivo.
Un “No” no significa un rechazo hacia tu persona, sino un punto de vista diferente de la persona que lo pronuncia. Los demás tienen el derecho de opinar distinto o de tener otra escala de valores y no desear compartir la nuestra.
Un “No” puede ayudar a que reconsideres la importancia o la prioridad de lo que estás intentando alcanzar, y que cambies de objetivo si no vale la pena realizar un esfuerzo mayor.
Un “No” puede facilitar que te des cuenta si estás frente a una obsesión que está consumiendo gran parte de tu energía. En caso de que no sea la primera negativa que recibes y de que hagas oídos sordos a las razones por las que la obtienes. Empecinarse en algo sin sentido, o tratar de forzar a alguien a hacer algo contra su voluntad, no suele dar buenos resultados.
Un “No” puede estimular tu imaginación, para que halles nuevas formas, planes novedosos y estrategias originales que te permitan llegar a la meta tan deseada.
Si crees que hay algo mal en ti por haber recibido una negativa, y la tomas de manera personal, hay algún asunto intrapersonal no resuelto que necesita tu atención de forma rápida. Si, por el contrario, la negativa te fortalece o te hace dar vuelta la página y cambiar de rumbo, puedes considerarte una persona madura, que sabe muy bien cómo está parada frente a su vida.
¿Cómo reaccionas ante un “No”?
Escrito por: Merlina Meiler
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