Escrito por: Amelia
La mayoría de las personas consideran a la vida como una batalla, un lugar de esfuerzo y lucha. Y para muchas personas la vida se convierte en una despiadada lucha de engaño, violencia y mentiras. Pero para otras, no importa cuán difícil sea su vida, representa un campo de paz o incluso un parque de diversiones.
A veces se siente la tensión de un juego tranquilo como la rueda de la fortuna y a veces la tensión de un juego furioso como la montaña rusa. Pero en todo caso, al salir se disfruta la satisfacción de haber participado; de saber tomar las cosas como vienen, de disfrutar todo lo que se tiene; de saber jugar el juego de la vida.
Florencse Scovel Shinn, en su libro The game of life and how to play it, nos recuerda algunos pasajes bíblicos que refuerzan la visión de que la vida es para jugarse. La famosa frase bíblica “sembrarás lo que cosechas” nos dice que nuestras acciones, nuestros pensamientos serán nuestras obras. Lo que demos, recibiremos. Quien odia, recibirá odio; la que ama recibirá amor; la que critica recibirá críticas; si miente, le mentirán; si engaña, le engañarán.
“Con todo cuidado vigila tu corazón porque de él brotan las fuentes de la vida” (Prov 4:23) Lo que pienses, lo que imagines, lo que ames o desprecies, tarde o temprano se volverá realidad en tu vida. Cuantas personas no van temerosas por la vida creando sus propios infiernos, sus propias enfermedades.
Una persona entrenada para visualizar sólo bondad, traerá a su vida “todos los deseos virtuosos de su corazón” – salud, riqueza, amor, amigos, expresiones perfectas de sí mismo, sus ideales más altos.
Jesucristo dijo “buscad el Reino de los cielos y su justicia; y todas las cosas serán tuyas”… y cuando sus discípulos le preguntaron que dónde estaba ese cielo, el Señor les contestó: el Reino está dentro de cada persona.
Así pues, no esperes más para encontrarte con el cielo, está dentro de ti. Búscalo permitiendo que brote de él amor. Sé tu misma un cielo para los demás y verás como el cielo te envolverá.
