Existen ciertos alimentos que junto con algunos cambios en los hábitos de vida, pueden ser útiles para evitar las digestiones pesadas, frecuentes durante embarazo. En el tercer trimestre de gestación, el útero ejerce una mayor presión sobre el estómago por lo que la digestiones se hacen más difíciles. Además aparecen diversos problemas digestivos como la pirosis, el estreñimiento o la aerofagia. Modificaciones en la dieta
Después de comer, es probable que la mujer embarazada sienta síntomas de pesadez, de digestión difícil. Estos síntomas son realmente molestos, sin embargo unas sencillas pautas dietéticas pueden ser muy útiles para mejorar la digestión, y poder disfrutar de la comida sin temer a la posterior digestión.
Es conveniente limitar el consumo de alimentos y platos de alto contenido graso, como pueden ser los embutidos, la repostería, los entremeses que lleven hojaldre, los estofados y guisos con demasiado aceite, las carnes muy grasas o las salsas elaboradas con ingredientes grasos como nata, mantequilla, mayonesa. Tampoco conviene abusar de platos picantes o excesivamente condimentados ya que irritan la mucosa gástrica, así como de los muy azucarados ya que todo este tipo de alimentos provocan digestiones más lentas y pesadas, además de ser por lo general alimentos ricos en calorías, algo que la mujer embarazada debe evitar para no excederse en el peso durante la gestación.
Son recomendables las carnes poco grasas como el pavo o el conejo, así como diferentes pescados como pueden ser el besugo o el chicharro, cuya digestibilidad es incluso mejor que la de la carne, más aun si se cocinan al horno o la plancha, ya que así su contenido graso no aumenta.
Resulta de gran ayuda sustituir el café de después de las comidas por una infusión digestiva como la manzanilla, la hierbabuena, el té rojo Pu Erh o la caléndula, que además de resultar realmente sabrosas, hacen las digestiones más ligeras.
Un remedio que además de mejorar las digestiones puede hacer que los platos resulten más sabrosos, es utilizar para su condimentación diversas hierbas aromáticas digestivas o carminativas como granos de anís, alcaravea, hinojo, tomillo, salvia, comino, cardamomo...
En caso de que no sea suficiente con estas medidas, se ha de consultar con el médico antes de tomar cualquier antiácido (bicarbonato de sodio, antiácidos de magnesio, etc.), ya que pueden estar contraindicados.
Cambiar algunos hábitos
Uno de los factores más importantes para facilitar las digestiones es llevar a cabo una buena masticación de los alimentos. Su importancia se debe a que la digestión de muchos de ellos (cereales, patatas y legumbres) comienza en la boca. También es importante comer y beber despacio, dedicando como mínimo 20-30 minutos a las principales comidas, sin ingerir mucho líquido durante o después de las mismas, ya que de esta forma se diluyen los jugos gástricos y se retrasa la digestión.
Además conviene recordar que aunque la siesta es un hábito muy saludable, si ésta tiene una duración de más de 15-20 minutos y se realiza después de comer, lo más probable es que al despertar se tenga sensación de que la comida no ha sido digerida, duela la cabeza o se tenga malestar general. Por la noche ocurre lo mismo, por lo que lo óptimo es dejar pasar por lo menos dos horas entre la cena y el momento de acostarse.
Los excesos se pagan y las comidas muy copiosas o comer muy rápido obligan al estómago a trabajar mucho más de lo habitual con la consiguiente sensación de malestar y pesadez.
Fuente: Consumer.es