Sobre gustos no hay nada escrito, dice un refrán; y parece que todo es relativo. En voz de Lacan se ha dicho que “lo contrario también es verdad,” por lo cual la vida se nos plantea como un universo de pluralidades.
La pluralidad del sentido, como decía Roland Barthes, nos presenta a las actividades humanas un sinfín de aristas para ser y no perecer en el intento. Esto hablando de los estilos que cada uno escoge según su criterio de personalidad. Ya no es válido creer que todos deben ser como somos nosotros, ni que nosotros mismos somos de una forma única y particular.
Hay quienes son exigentes en el logro de sus metas, constantes y perseverantes; otros que analizan toda la información antes de tomar un riesgo; también están los que no saben ir por sus propios sueños pero si saben cómo apoyar a los otros; y por los último tenemos a los eternos protagonistas que aman la adrenalina del día a día, la innovación y que parecen tener una luz que atrae a todos hacia ellos.
Estas formas de mostrarse responden al patrón que han observado y utilizado para sí mismos, todos hemos sido amamantados por una cultura que impacta y nos condiciona. Nos manejamos incluso de acuerdo a la estructura social en la que vivimos, y desde ahí desarrollamos nuestro sentido de la vida.
Lo que está permitido o prohibido en nuestra sociedad repercute en las elecciones que tomamos, en los conceptos que formamos acerca de las cosas, en los paradigmas que aceptamos como irrefutables, en nuestras manera de amar, de perdonar, de ignorar y hasta de sentirnos heridos.
Somos el resultado de nuestras acciones y omisiones, y del contexto en el que hemos nacido, tanto en el plano familiar como histórico y político.
Sabernos diferentes, y por sobre todas las cosas, legítimos para ser diferentes, nos habilita a vivir en un mundo sin pretensión de tener la razón. Nos invita a la posibilidad de ser empáticos, y crecer con los otros.
Incluso nos asegura que uno no es determinado, sino que se diseña cada día, que las formas de ser adquiridas no forman parte de nuestra estructura ósea y si alguna de ella no está dejándonos llegar a nuestros sueños, modificando nuestro estilo de vida, podremos inaugurar nuevas formas más compatibles.
Cambiar es una rutina que todos los días nos sucede, aún sin que tomemos conciencia de ello, ahora hazte cargo de ese cambio, y busca sacarle provecho.
Escrito por: Chuchi Gonzalez