Los pies soportan todo el peso del cuerpo y lo trasladan de un lugar a otro, pero como siempre están guardados y nadie los ve, no se les pone la atención que requieren. Así como se pide a los niños que se laven las manos o cepillen los dientes, se les debe inculcar el cuidado y limpieza de sus pies, ya que el lema “infancia es destino” también se cumple con los pies.
- Lavar bien los tenis cada semana con agua y jabón, para eliminar bacterias, y secarlos perfectamente.
- Cambiar diario los calcetines o las calcetas; de preferencia tienen que ser de algodón.
- Lavar muy bien los pies con esponja suave y secarlos perfectamente, sobre todo entre los dedos.
- No utilizar diario el mismo calzado.
- No permitir que los niños anden descalzos en casa, ya que de la calle se llevan numerosas bacterias y puede haber objetos punzo-cortantes en el piso. Siempre se deben utilizar sandalias, más aún en los pisos de baños públicos, vestidores y orillas de albercas, para evitar micosis en los pies, tanto en la piel como en las uñas.
Si el niño tiene pie cavo o plano debe ser atendido por un ortopedista; si tiene problemas como onicomicosis, dermatitis o pie de atleta, el dermatólogo y el podólogo lo pueden atender, y si se trata de uñas enterradas o callosidades, debe consultarse al podólogo.
Escrito por: Confesiones de Sofía