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Consejos para una comunicación efectiva

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uchas sabemos de memoria que la comunicación es la base de todas las relaciones, sin embargo  en la práctica lo olvidamos, lo pasamos por alto, o nos conformamos con una comunicación a medias; es decir seguimos creyendo en la terrible idea “peor es nada”; y en comunicación y relaciones, las cosas son o no son, no tenemos puntos intermedios.

Es imposible no comunicarse, porque todo el tiempo lo estamos haciendo con nuestro lenguaje verbal, corporal  o  a través del inconsciente con actos fallidos, síntomas y sueños.
Nada de lo que decimos o no decimos es ingenuo; nuestro lenguaje no es inocente, aún cuando digamos algo en broma o chiste, eso que se dice está hablando de nosotras o de algo que nos sucede.
Si somos seres dialógicos, nos constituimos en diálogo con los demás, ya es hora de dejar nuestros monólogos internos y como dice el tango “cantar las cuarenta” porque aunque nos mordamos la lengua, siempre va a salir a la luz lo que queremos decir; pero cuando dejamos el mensaje en manos del azar, su canalización puede ser peligrosa.

Aprender a decir NO
“No” es una de mis palabras favoritas, es vital, monosílaba, tajante y determinante. Cuando digo NO establezco límites y nuevamente mi identidad recobra o actualiza sus fronteras, me libera de cualquier obligación que no quiera asumir, y sobre todo de la carga emocional negativa que me generaría un SÍ por quedar simplemente bien. ¿Cuántas veces te ha pasado que has dicho que SÍ para no ser rechazada o para que te valoren, y luego sufres porque no puedes cumplir con todo, te estresas,  y te enojas contigo misma?
Decir NO me da libertad, y me permite elegir a cada momento y ser consciente de mis elecciones y consecuencias.
La mayoría de las personas que no tienen disponible el NO, son personas con baja autoestima puesto que prefieren complacer a los demás, antes que hacer valer sus propias ideas y buscan recompensas ocultas detrás de esos actos, también están las que han sido culturalmente enseñadas a decir Sí en lugar de NO, porque decir NO es de mala educación, ¿Para quién?

Aprende a pedir
Otro punto medular de la comunicación tan tabú como el NO.
Pedir es un acto del habla que me acerca a un resultado; cuando pido estoy declarando que con “esto” no puedo sola o que tengo carencias que no puedo cubrir por mí misma. Pedir me vuelve humano, dejo de ser Auto-Suficiente  y me convierto en lo que soy en realidad: Interdependiente.
La autosuficiencia es una careta obsoleta del miedo, todos necesitamos de los demás en diversas formas; para que tú estés leyendo este artículo necesitaste que yo en una tarde de domingo me pusiera a parafrasear estas letras, y yo que me dieran este espacio para expresarme, y así sucesivamente.
Saber “Pedir”, es  ser concreto y asertivo en lo que quiero o necesito. En las relaciones de pareja, sucede a menudo que la mujer se inquieta porque su novio o esposo no hace lo que ella espera (pero que ni siquiera se lo ha pedido) ¡Error Mujeres! Los hombres son divinos y no  “ a-divinos” salvo que hayan desarrollado la telepatía, lo mejor en todos los casos es llamar a las cosas por su nombre; ahorramos tiempo, obtenemos lo que queremos, y evitamos sufrimiento.
Nos constituimos en diálogo con los demás, ya es hora de dejar nuestros monólogos internos porque aunque nos mordamos la lengua, siempre va a salir a la luz lo que queremos decir No sabemos pedir, porque la sociedad nos vendido, y sí, hemos comprado el kit de “hazlo tú sólo la primera vez y siempre bien”; cuando me siento vulnerable, en condición “no puedo sola con esto” me pongo en una situación de debilidad, se darán cuenta que “no soy tan fuerte”, “perderé el respeto” ¡Basura! Son simples spam emocionales de nuestra mente.
Pedir, te coloca en una posición de madurez, y de autoconocimiento de tus necesidades, todo lo que no tienes hoy puede estar al alcance de tu mano si corres el riesgo de “Pedir”
Para que puedas experimentar mejor lo que digo, cuántas veces has dicho “la casa siempre es un lío” para que alguien te ayude, y el resto de tu comunidad te contesta “no es cierto, la casa no siempre es un lío” y tú te quedas murmurando entre dientes porque nadie te apoya. O mejor aún, cuando vamos al salón de belleza y llegamos con tinte y corte nuevo, y él está mirando televisión, nos acercamos, sonreímos, parpadeamos los ojos como mariposas monarcas, él pregunta que nos pasa, contestamos por supuesto “nada” y seguimos unos minutos frente a él haciendo gestos como en un concurso de caras raras, y cuando  ya pasado nuestro tiempo de tolerancia, rompemos en grito o llanto, (cualquiera de las dos modalidades aplica) “No vas a decir nada”- preguntamos indignadas, para que un “sobre qué”- termine por agotar la paciencia; “claro, sobre qué, sobre nada, el señor nunca dice nada” y nos vamos susurrando bajito.
Qué distinto hubiera sido llegar y pedirle a la familia: “familia necesito que nos dividamos las tareas de la casa porque estoy cansada, o porque quiero dedicar un poco de tiempo a un hobbies” o llegar del salón de belleza y decirle: “Hola amor, mira lo guapa que estoy, dime cuán hermosa me veo”.

Evita los supuestos
Cuando estés en una conversación, evita los malos entendidos, ¿cómo? Dejando fuera de tu alcance los supuestos, no dando por sobre entendido. Quiero que sepas, que el responsable del mensaje no es el que Escucha, sino el que “Lo dice”.
La escucha es un proceso pasivo, porque simplemente sucede; en cambio el acto de hablar es movido por una inquietud, Tú dices lo que dices porque algo te motiva a hacerlo: angustia, amor, enojo, deseo, alegría, incertidumbre y además hablamos para ser Escuchados.
Por eso cuando estés hablando no des por supuesto que el otro entendió, checa la escucha, sé responsable de lo que estás diciendo,  pregunta si entendió lo que has dicho, refuerza tu mensaje.
Porque recuerda que cada quién habla y escucha desde su propia óptica, de su particular forma de observar la vida, evita desilusiones o rencores evitando los supuestos.  ¿Comprendido?

No invoques el pasado
Si quieres paz en tus relaciones no invoques a los fantasmas del ayer, comienza por decir lo que te sucede hoy, en este presente, sea lo que sea que sientas, concéntrate en el ahora. Todo lo que no te atreviste a decir en los años anteriores ya pertenece al mundo de los muertos. Porque el pasado no existe, no está en ningún lado, se esfuma, se pierde, sólo habita en ti, en tus recuerdos. Sana tus heridas, y suelta ese equipaje.
¿Pero como podrías vivir plenamente en dos o tres dimensiones? ¿Arrastrando cosas del pasado al presente, y construyendo tu futuro desde estas dos fuentes?
No comiences hablando de un tema para terminar sacudiendo el polvo de lo que aconteció en los 80 cuando aún estaban de novios o vivías en la casa de tus padres. De esta forma evitarás que la conversación se convierta en un ping pong de lo tú hiciste vs lo que hizo el otro.
Esas guerras de ego no las gana nadie.

Aprende a escuchar
La escucha es fundamental en las relaciones, escuchar es más que ser una Oreja, implica estar presente en el presente, eliminar consejos, interrupciones, que el pensamiento siga el vuelo de las moscas o se detenga a contar borregos.
Cuando uno está en otro mundo, no escucha, puede creer que escucha, pero lo que hace es OÍR, que es algo biológico, percibe la sucesión de sonido de las palabras, pero no se compromete, no se incluye en el discurso del orador.
Recuerda que hablamos para ser escuchados, que si lo hacemos es porque algo nos sucede, nos inquieta, nos mueve a hacerlo. Seguramente te has sentido no escuchada alguna vez, y es ¡ligeramente odioso!, cuando no escuchamos no hacemos importante, ni dignificamos a las personas como individuos diferentes a nosotros mismos. Escuchar genera empatía, confianza y apertura en las relaciones.

Di lo que sientes en el momento en que lo sientes

A veces sucede que algo no nos gusta, y no decimos nada, lo dejamos pasar, puede ser en el trabajo, en la familia o con la pareja. Pero de pronto nos encontramos con determinadas posturas corporales o actitudes que nos dejan en una situación in-fraganti. 
Estas de mal humor porque nuestra compañera se había comprometido a hacer una labor y no cumplió, en lugar de confrontarla, nos callamos; sin embargo a la semana siguiente olvidaste que era su cumpleaños y que te habías ofrecido para llevar el pastel. ¿Descuido?
Tu pareja olvido que el viernes es una noche especial, es festejo de aniversario, y quedó con sus amigos de ir a tomar unos tragos. No dices nada, sonríes como la Mona Lisa, y te quedas platicando contigo misma:” es inaceptable, pero está estresado, es la primera vez, quizás tenga preparada una sorpresa”.
Pero simplemente él se olvidó, y nadie se lo recordó.  Y como por arte de magia, comienzas a ser menos cariñosa, falta de apetito sexual, te exaltas sin razón. ¿Casualidad?
No.
Tener juicios (opiniones) negativos respecto a alguien o algo y no decirlos no significa que no existen. Si lo pensaste lo creaste. Es mejor hablarlo, para que el otro tenga la posibilidad de conocer lo que causan sus actos y puede hacer algo al respecto.

Escrito por: Chuchi Gonzalez
Directora General Desarrollo Humano Crear-T
Coach Ontologico y Tallerista Motivacional

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