La actividad favorita de muchas mujeres -desafortunadamente- es criticar, lo convierten en un deporte de tiempo completo que en lugar de enaltecerlas, no hace más que reflejar su inseguridad y baja autoestima.
Una cosa es que no nos gusten los zapatos de la mujer que paso a nuestro lado en la calle, o que pienses que lleva demasiado maquillaje. El problema es estar demasiado concentrado en las demás personas todo el tiempo.
Si bien es cierto que las mujeres somos un poco más “mironas” por naturaleza, es bien diferente es pasar el día observando a las demás personas, con el detenimiento suficiente como para hacer una lista imparable de cosas y cosas que no nos gustan. Esto es un mecanismo de defensa, lo generamos para evitar pensamientos que tengan que ver con nosotras, justo para no concentrarnos en los errores propios.
Cuando soltemos una crítica poco constructiva de alguien más, hay que tener en cuenta que estas deben ser siempre para retroalimenta. El día que no nos parezca algo de una persona con la que tengamos la suficiente confianza, digámoslo, la persona en cuestión lo agradecerá siempre y cuando lo hagamos de manera muy puntual, delicada y por supuesto, sin el afán de herir.
Debemos aprender a reconocer cuando nuestras críticas están fundadas en los celos (tranquila, son normales, todas los sentimos), si es así, .no hay que atormentarnos, y en lugar de lanzar un mal comentario a las espadas de dicho sujeto, hagámosle un cumplido.
Si, si es cierto que un chisme con las amigas es bueno, hace que nos divirtamos y soltemos varias carcajadas, el lado gris de esto viene cuando dichas risas provienen a las costillas de una persona que no tienen ni-la-menor-idea de lo que se habla cuando se da la vuelta, así que al final del día las únicas que perdemos somos nosotras.
Debemos aprender a abrir nuestra mente y a saber que la gente no debe trabajar por agradarnos y aceptar que cuando criticamos nosotras somos las únicas que perdemos.
¡Imagínate todo lo que podríamos hacer si los minutos que invertimos fisgoneando en asuntos ajenos los invirtiéramos en nostras!