Escuela y vacaciones

Cuando nuestros hijos van mal en la escuela

deficitatencion¿Qué hacer?

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uando nuestros hijos van mal en la escuela, generalmente sospechamos que se trata de un problema de aprendizaje – es que no hace la tarea -, o de conducta genética - es que es hiperactivo, como su padre cuando era chiquito. Y quizá sea cierto. Hoy en día, a muchos niños y niñas se les identifica con este tipo de conducta, mejor conocida como Déficit de Atención. Pero también es cierto que hay muchas otras razones para ir mal y de malas a la escuela.

Si recordamos cuando nosotros mismos éramos niños, veremos que en muchas ocasiones hay otros sentimientos que nos acompañan al colegio y que tienen como consecuencia un rechazo al estudio y a su entorno escolar. Por ejemplo, nos podemos sentir inseguros y ansiosos por la separación de la casa o del entorno conocido. Y no es un problema que afecte sólo a los chiquitos, también a quienes van a entrar a la secundaria o a quienes cambian de escuela. ¿Podré con el nivel académico? ¿Cómo serán mis compañeros? ¿Notarán que soy nuevo? ¿Habrá chicos “peleoneros” o abusivos? Estas interrogantes eran normales en muchos de nosotros y nos generaban ansiedad. Éste y otros sentimientos se reflejan en un pobre desempeño académico, en el estado de ánimo de los niños, y eventualmente los tornan más inseguros de sí mismos.
Idealmente debemos ayudar a nuestro hijo a que resuelva su problema él mismo Prácticamente todos los padres queremos para nuestros hijos una infancia feliz y ello pasa por estar a gusto en la escuela. Un pobre desempeño académico puede crearle trastornos que lo marquen para el resto de su vida. Hay varias razones por las que nos disgusta la escuela. Podemos sentirnos solos y sin amigos (Es el caso de niños que prefieren quedarse en casa en vez de realizar vistas o viajes escolares, o de quienes, en un intento desesperado, prefieren regalar sus objetos más preciados con el fin de ganarse la amistad de otros). O también puede haber poca “química” con la maestra (No siempre es el caso, pero sí hay maestras y maestros que son agresivos y ello puede intimidar a nuestros hijos; cambiarlos de salón es una posibilidad). 
Pero quizá una de las razones más comunes para no estar a gusto en la escuela son los compañeros abusivos o agresivos. En cada salón, hay uno o dos niños que intimidan al resto del grupo. Algunas estadísticas norteamericanas, demuestran que uno de cada cuatro niños son víctimas regulares de niños violentos. Y uno de cada 10 es molestado a diario. En la mayoría de los casos, si hablamos con nuestros hijos, no resulta muy difícil detectar si están siendo intimidados por un peleonero (aunque a veces se ven forzados a callar). Una vez detectado el problema, ¿qué podemos hacer? Primero: No es muy recomendable hablar con los papás del niño abusivo. Idealmente debemos ayudar a nuestro hijo a que resuelva su problema él mismo. En varias ocasiones basta con que nuestro hijo lo encare una sola vez para que lo dejen de molestar. Pero en otras, vale la pena hablar con el o la maestra y hacerle notar que el niño abusivo requiere atención especial pues provoca malestar en muchos niños del salón. Una idea probada y exitosa, ha sido el de hacer de los niños agresivos, líderes responsables de tareas específicas como el cuidar a los pequeños. Un poco de atención y cariño pueden llegar muy lejos para una infancia segura y feliz, incluso en los niños agresivos.

Escrito por: Equipo SuperMujer

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