El amor es algo tan maravilloso, confuso e inexplicable que en ocasiones debemos recurrir a la fantasía y la imaginación para poder explicarlo. En la antigüedad, se crearon mitos para explicar lo que los hombres no lograban entender del todo, incluyendo el amor. Cupido no es el único que ha sido acusado de provocar ese cosquilleo en el estómago. Aquí te dejamos algunos mitos de cómo, porqué o por culpa de quién nos enamoramos.
Empecemos por el más conocido. Cupido, también llamado Eros en la mitología griega. Era hijo de Venus, la diosa de la belleza, el amor y la fertilidad – cuyo equivalente en la mitología griega es Afrodita -. Se le representa como un niño desnudo, alado y con los ojos vendados. Se dice que las flechas de Cupido eran capaces de hacer que el más fuerte deseo surgiera en el corazón de aquel que fuera herido por sus flechas. Pero Cupido no sólo se encargaba de flechar, el también cayó en el encanto del amor. Enviado a la tierra para deshacerse de Psique, una princesa a la que Venus envidiaba por su belleza, quedó enamorado al instante de verla y, en contra de la voluntad de su madre, se casó con ella. Sin embargo, Psique tendría que enfrentar algunas pruebas antes de poder convertirse en diosa para reunirse con su amado.
Otro mito es el de la media naranja, este celebre mito que fue originalmente contado por Platón, nos habla de nuestra necesidad de encontrar un amor que nos complemente. Según este mito en la antigüedad los seres humanos eran diferentes, se trataba de seres redondos dotados de dos caras, cuatro brazos, cuatro piernas y dos órganos sexuales. Eran seres poderosos y se hicieron arrogantes, tanto, que atentaron en contra de los propios dioses. Zeus, sabía que destruirlos implicaría acabar con todos los tributos y adoraciones que recibía, por lo que en lugar de ello, decidió dividirlos a la mitad con el fin de debilitarlos. Una vez que la división tuvo lugar, aunque no había rastros de que en algún momento fueron uno, aquellas mitades conservaban un vago recuerdo de su antigua unión y deambulaban en busca de su media naranja para que pudieran volver a unirse.
Otra historia, tal vez menos conocida, proviene de la mitología Celta. Según esta creencia, el dios de amor era un joven llamado Angus Og, también conocido como Mac Oc en las historias irlandesas. Se le representa con cuatro pájaros sobre su cabeza como símbolo de sus besos y se decía que su canto era capaz de enamorar a las parejas. Angus también conoció el amor, se dice que se enamoró de una doncella que conoció en sus sueños y desde entonces no paro hasta encontrarla. Cuando finalmente la encontró, ella se transformó en un cisne y el la siguió en el lago, donde cantaron juntos.
La siguiente leyenda proviene de Japón, donde la creencia sostiene que es un hilo rojo invisible atado al meñique, el que nos une a la gente con las que estamos destinados a establecer un lazo afectivo (no necesariamente amor de pareja), este hilo se puede estirar o contraer, más nunca romper, y sin importar las circunstancias o el lugar, los que estén unidos por el hijo rojo, deberán encontrarse. Una de las leyendas que gira en torno a este hilo rojo dice que existe un anciano que vive en la luna y que cada noche sale a buscar entre las almas aquellas que están predestinadas a unirse en la tierra y cuando las encuentra, las ata con un hilo rojo para que no se pierdan.
Estos son sólo algunos mitos ¿conoces algún otro? Comparte con nosotros tu opinión.