Después de más o menos dos meses de vacaciones, este lunes 23 de agosto regresarán a clases casi dos millones de estudiantes de todos los niveles de educación. Padres e hijos volverán a la rutina, muchos negocios cobrarán vida nuevamente y seguramente muchas calles que habían permanecido con un tránsito más ligero, volverán a ser un caos vial.
Pero el cambio no se da sólo en el entorno; tras un largo periodo vacacional, tener adaptarse de nuevo puede provocar cierto nerviosismo o ansiedad tanto en jóvenes universitarios, como en niños. Reintegrarse a la rutina, recobrar el ritmo y la disciplina, puede costarnos un poco de trabajo después de ese largo periodo de relajación, provocándonos estrés, irritabilidad, fatiga o insomnio.
Dado que el periodo vacacional favorece el cambio de algunos hábitos, es recomendable ajustarse poco a poco a los antiguos hábitos, antes de regresar a la rutina. Para que todo marche bien, algunos psicólogos sugieren realizar diversas actividades para no caer en la monotonía y es también recomendable una alimentación adecuada que ayude a mantener la energía.
El inicio de clases no es únicamente un regreso a las actividades y un reencuentro con los amigos, puede ser también una oportunidad de comenzar de nuevo, la forma en que damos este primer paso en el nuevo ciclo puede influir en como se desarrolle el resto del curso, que mejor que empezar con el pie derecho.