Escrito por: Alfonso Aranda*
Ámame cuando menos lo merezca porque es cuando más lo necesito, Jorge Bucay.
A manera de fabula en los cuentos y en las películas con final feliz… Las parejas se amaron y fueron felices por siempre, las relaciones interpersonales, sueles ser a menudo difíciles, es una manera de conocernos a través del otro, por eso muchas veces no es fácil tolerar ciertas actitudes que vemos en los demás, nos refleja aquellas fases de nuestra personalidad que con dificultad podemos descubrir cuando no hay la conciencia de ello.
Socialmente se ha puesto de manifiesto, que la felicidad en pareja es como encontrar tu media naranja, como descubrir aquella persona que siendo afín a ti, se complemente y más riesgoso, dejemos a su cargo nuestro bienestar emocional, suena bonito ¿verdad? Afortunadamente no es así, no digo desafortunadamente porque hay una gran posibilidad de crecimiento en tomar la responsabilidad de uno mismo, de nuestra vida en este proceso. Amar es algo más que mi tranquilidad emocional, algo más que ver los resultados que alimentan mi ego, es poder estar con el otro a pesar de nuestras diferencias, creo que no se trata de estar bien, de acuerdo, cuando todo está bonito, sino de poder estar conmigo cuando tú no puedes contenerme, y desde mi, poder actuar en consecuencia, aunque no estemos en sintonía; hacer a un lado mi voluntad en el amor por el otro, no es debilidad, al contrario es un gesto de humildad, de amor, de grandeza.
Poder amar las diferencias en vez de las similitudes. Cuantos no hemos vivido un sentimiento de coraje hacia el otro y este nos aleja en nuestra ira de la solución? En una respuesta visceral primeramente nos deja sin nosotros, de manera irreflexiva causándonos sufrimiento, perdiendo el control y moviéndonos desde nuestro ego, viviéndonos heridos, seguramente culpando en verdadera victimas. No es tan importante la causa, el detonante de la situación, sino me refiero en concreto a la actitud amorosa, a la oportunidad de crecer en el amor, podrá haber diferencias, siendo objetivos, pero la negociación toma caminos distintos, con un amor maduro.
De la amistad, tan importante en la vida, paño de lagrimas, cómplices incondicionales, nada es tan importante como este lazo tan sincero, auténtico y real, no existe tanta amenaza de abandono ni de pérdida, ni de control, el respeto es más fácil, podemos escuchar al amigo en total aceptación. Hay de hecho un vínculo amistoso al inicio del romance donde todos estos factores se dan de esta manera, se pierde tristemente ante el nacimiento de las expectativas, la pareja el espejo más cercano.
Lo importante para hablar de soluciones no será donde me perdí, sino ser capaz de retomarme, de regresar a ese punto donde me deje, ir por mí, renovarme, el asunto a considerar es saber que se puede hacer mucho, podemos amarnos y continuar.
*Terapeuta Y Escritor
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