A menudo se asocia el aburrimiento a trastornos emocionales como depresión o ansiedad. Pero ¿qué es primero? La apatía generalizada y la falta de un sentido suelen ser también síntomas de un problema de depresión.
Es importante aclarar que depresión no es sentirse triste un día o que por sentirte aburrido un rato, significa que estés deprimido. De hecho existen diversos tipos de aburrimiento y en cierta medida puede ser bueno. El aburrimiento nos puede llevar a buscar alternativas, a encontrar nuevas formas de hacer las cosas y descubrir una nueva visión del mundo.
Sin embargo, de acuerdo a una investigación de las universidades alemanas de Múnich, Konstanz y Ulm, hay un tipo de aburrimiento que se asocia a la depresión y es necesario distinguirlo. Un estudio previo ya había determinado cuatro tipos de aburrimiento:
- Indiferente – En que la persona está relajada e indiferente a la situación.
- De calibración – Es un estado propenso a la distracción, cuando la situación es incierta.
- De búsqueda – Es un estado inquieto, se buscan alternativas.
- Reactivo – El aburrimiento sirve de motivación para encontrar una solución a un problema.
Este quinto tipo llamado aburrimiento apático, hace sentir a la persona impotente y se muestra hostil hacia el entorno. Esto propicia un desinterés en todo lo que les rodea y puede llevar a la depresión. Otro problema es que para lidiar con ese aburrimiento, se buscan actividades con recompensas instantáneas como el alcohol o el juego; lo que puede llevar a la adicción, otro rasgo de las personas con depresión.
El vínculo entre depresión y aburrimiento es en ambos sentidos, el aburrimiento puede ser síntoma y factor de riesgo. Corresponde a un especialista diagnosticar la depresión para que se pueda dar un tratamiento adecuado.
Escrito por: Elena Pedrozo