Bajar de peso - dietas

Deshazte de los pretextos y baja de peso

A menudo nosotros mismas nos ponemos el pie, nos decimos que queremos bajar de peso pero no hacemos lo necesario para conseguirlo. Nos ponemos pretextos, nos decimos que no podemos, que no tenemos tiempo o mil y un cosas más.

Primero nos saboteamos y luego nos frustramos porque no logramos perder esos kilos de más, pero claro, “no hemos podido hacerlo”, tenemos “razones” que han impedido hacer lo necesario para que logremos nuestro objetivo; y si bien nos sentimos frustrados, esas justificaciones aminoran nuestra pena pues sabemos que “no es del todo nuestra culpa”.

¡Ya basta! Es hora de que seas honesto contigo mismo y veas si lo que te está deteniendo de lograr tu objetivo son los pretextos. He aquí algunos de los más comunes:

  • Me gusta demasiado comer. Primero que nada nadie te está pidiendo que dejes de comer. Tenemos la creencia errónea de bajar de peso implica matarse de hambre, nada más alejado de la realidad. Una dieta balanceada, entendiendo como dieta forma de alimentarse y no forma de matarse de hambre, consiste en comer todos los nutrientes que nuestro cuerpo necesita, punto. No necesitas matarte de hambre, al contrario, si tu dieta te hace sufrir de hambre no es una buena dieta.
  • No me gusta/me aburre la comida saludable. Antes que nada habría que ver qué entendemos por “comida saludable” pues a menudo creemos que solo se trata de comer sopa de verduras o ensaladas. Esto va en línea con el “me gusta demasiado comer” pues creemos que debemos sacrificar el sabor y sufrir con alimentos insípidos y sin chiste. Debemos entender que comer sano no significa que tengamos que restringirnos a una limitada variedad de recetas. La comida saludable es tan rica y variada como la chatarra, tal vez más, es cuestión de meterte en la cocina y atreverte a probar nuevas recetas.
  • No tengo fuerza de voluntad. Todos tenemos fuerza de voluntad, simplemente se trata de ejercitarla. El problema con bajar de peso es que a menudo queremos cambiar de un día para otro, todos esos hábitos que llevamos años arrastrando, y así no se puede; se agota nuestra voluntad porque los hábitos son persistentes. Se trata de hacer un cambio gradual, ir ajustando poco a poco a nuestro cuerpo a los nuevos hábitos. Más que de voluntad, se trata de constancia. Así que comienza y no te detengas, poco a poco para que no tengas pretexto.
  • No tengo tiempo para hacer ejercicio. ¿De verdad no tienes tiempo? Piénsalo bien, porque cosas tan pequeñas como pasar menos tiempo en Facebook o viendo televisión pueden darte el tiempo que necesitas para hacer ejercicio. La actividad física es necesaria para nuestra salud, para ayudar a nuestro metabolismo y para estar mejor. Así que analiza bien en qué estás ocupando tu tiempo y de dónde puedes sacar el tiempo que necesitas.
  • Mi metabolismo es lento. Ese es otro pretexto común. Nos decimos que como no nacimos “afortunados” para tener un buen metabolismo y mejor nos “resignamos” a que nunca seremos flacos. Cada organismo es diferente y si no te toco tener la fortuna de comer tanto como quieras sin engordar, no es pretexto para no cuidarte. Es cierto que hay distintos tipos de metabolismo, pero también podemos ayudar a que el nuestro funcione mejor. Que tu organismo sea lento no significa que nunca podrás adelgazar. Tomará tiempo, sí, pero es necesario ser constante.

Estos son sólo algunos de los pretextos. Descubrir cuáles son los que utilizas te ayudará a tomar acción.  ¿Qué otras excusas conoces? Déjanos tus comentarios.

Escrito por: Elena Pedrozo

 

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