Bienestar

Deuda por la libertad

deuda-por-la-libertadEsa mañana, Angélica se miró al espejo, se encontró. Angélica es alegre y muy segura de sí misma, dos cualidades que perdió en uno de esos viajes de abstracción que acostumbra. Aún no sabe si en una de las maletas de miedo, que cargó por un largo periodo, dejó otras tantas cualidades que hoy intenta recuperar.

¿Alguna vez les han troquelado el alma? ¿Han sentido invadida su soberanía personal? ¿Han habitado su piel sin espacio suficiente para invitar a alguien más a que los acompañe? ¿Han vivido largos periodos de ambivalencia intermitente? Angélica sí.

Una noche -de esas hermosas con la luna llena y el olor del mes de abril en el aire- me visitó. Cuando le abrí la puerta, vi a aquella Angélica que vivió en el cuerpo de mi amiga varios meses. Nadie la extraña. Me abrazó llorando y de inmediato supe que las cosas con aquel patán que tenía como novio estaban mal, otra vez. Le ofrecí un cigarro y un whisky; las dos fumamos en silencio, nos mirábamos de repente, chocábamos nuestros vasos con sonrisas melancólicas, sin necesidad de palabras.

Angélica estuvo deprimida muchos años, muchos. Nos dolía enormemente verla sonreír, sabíamos que el mostrar sus dientes era solo el escudo de una gran angustia interna, chorros de ansias entrelazadas con temores pasados. Todos hemos pasado por torrenciales amarguras, nadie tiene autoridad moral para señalar. Estoy muy orgullosa de Angélica, su ruido y seguridad regresaron. Bienvenidos.

La vida dinámica interna es de chocolate y azúcar, a veces amarga con gotas de amareto. Angelica ha vuelto, ella lo siente, yo lo veo y todos lo notan.

La dignidad paga y la libertad cobra. Angélica ahora sabe lo que significa. Yo también sé que vale la pena pagar el precio que la vida te cobra a cambio de mantener a salvo tu independencia, aferrarse a la deuda por la libertad, por la soberanía personal, vale la pena cada lágrima, cada momento a solas, cada despertar ansioso. Cuando se miren y se encuentren, lo comprenderán y es entonces cuando estarán listos para poder compartir esa libertad con otra igual.

Para los que están en el camino que lleva al conocimiento de uno mismo, enhorabuena. A veces parece interminable, y de hecho lo es, pero ya están andando, no paren nunca. Para los que aún están en los pits, espero que regresen pronto; la vista desde esta autopista del conocimiento de uno mismo es increíble y se va modificando conforme se va avanzando, se están perdiendo de un gran espectáculo.

Y para aquellos que están en el limbo de la introspección, solo me resta desearles suerte, éxito y perseverancia, cada quien toma el camino a su propio tiempo. No se presionen pero tampoco olviden que mientras menos se conozcan, más lejos estará la tranquilidad, conductora de aquello con lo que sueñan y que los hace respirar sin ahogarse.

Escrito por: Evangelina Jiménez Olvera.

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