Si ayer tuviste un dolor de cabeza, debes sentirte afortunada. Si te entablillaron el brazo de niña, también. El hecho de hablar en pasado del dolor es una bendición por la que 76 millones de personas darían lo que fuera.
Por mucho que parezca que tu mundo se derrumba cuando tienes dolor, es una reacción necesaria del cuerpo humano, y vital para la supervivencia. Es la forma en la que el organismo te avisa que algo no está bien, o que estás en peligro.
Afortunadamente, para la mayoría de nosotros, es un acontecimiento eventual. Pero existe un gran número de personas que padecen dolor el 90% del tiempo, y es tan intenso que su vida se vuelve, literalmente, un tormento.
Recientes investigaciones señalan que el dolor crónico, no debe ser considerado, ni tratado, como un síntoma. No es suficiente con aliviarlo usando analgésicos, sino atacarlo como si fuera una enfermedad más. Estudios citados por la revista Newsweek, señalan que las personas que padecen cáncer o que son sometidos a una cirugía de rodilla o espalda, son quienes más padecen dolor crónico por el resto de su vida. Aunque su problema original haya sido curado, el dolor persiste, afectando su calidad de vida, tanto o más, que si nunca hubieran sido tratados.
Lo que sucede es que los circuitos del cerebro, originalmente programados para emitir señales de dolor ante el peligro, terminan por dañarse debido a las enfermedades crónico-degenerativas y sus consecuencias. Por esta razón, que no se ha investigado a profundidad, el cerebro sigue emitiendo dolor permanentemente, y llega a modificar su funcionamiento y el del organismo por completo.
Aunque este cuestionamiento es algo que los doctores apenas están considerando, si tú padeces, o tienes algún familiar que viva con dolor crónico, es importante que te informes, y que lo compartas con tu médico, para evaluar y buscar alternativas de tratamiento que ataquen directamente al dolor.
Escrito por: Nahiely Aquino
