Diversas

El corazón dividido

É

sta es la historia de una mamá que tenía el corazón dividido. Sí, su corazón estaba partido en dos, tenía una mitad a cada lado del pecho.
Del lado izquierdo estaba la mitad en donde se guardaban todos los malos momentos, todas las heridas, todos los rencores, todos los resentimientos. Era una mitad muy fuerte y le gustaba ser la dominante.

Creó alrededor de ella un gran caparazón, del hierro más fuerte que pudo encontrar, así nadie lograría quitarle lo que había ido acumulando durante toda su vida. Se llamaba “Heridas” y trataba de guardar una distancia prudente con todos los demás órganos. No le gustaba escuchar y por supuesto tenía siempre la razón.
Del lado derecho habitaba la mitad en donde se guardaban todos los buenos momentos, todo el amor, toda la bondad, todo el cariño, toda la gratitud. Era una mitad muy buena, le gustaba platicar con todo el mundo y enseñar su casa a los demás, por ello, por supuesto que no tenía ninguna coraza.
Este corazón dividido causaba algunos problemas a la mamá porque como todos ustedes saben el corazón debe funcionar junto y comunicarse con los demás órganos como una unidad; sobretodo con el pensamiento para que la mamá pudiera actuar conforme el corazón y el pensamiento se lo dijeran.
Pero este pobre pensamiento sufría mucho porque aunque la mitad derecha deseaba dar su opinión, la mitad izquierda siempre trataba de sobresalir y de mandar. Así pues la mamá no podía distinguir del todo entre el amor y el odio. La confusión siempre estaba presente:

¿Amaba u odiaba a su madre?
¿Amaba u odiaba a su abuela?
¿Amaba u odiaba a sus hermanas?
¿Amaba u odiaba a su esposo?
¿Amaba u odiaba a sus hijos?
¿Amaba u odiaba a sus amigos?
¿Se amaba o se odiaba a si misma?

La mitad derecha tenía la tendencia de amar sin límites dando todo de sí, toda la ayuda y amor posibles, pero la mitad izquierda se encargaba de esperar siempre algo a cambio de lo que daba la mitad derecha y como eso muy pocas veces sucedía, la mitad izquierda se fue volviendo grande y poderosa.
¡Oh! Esta pobre madre sufría mucho pues sus dos mitades de corazón no se podían unir y el pensamiento no podía resolver cuál tenía la razón: ¿cómo es posible odiar tanto a su propia madre, que le dio la vida, sangre de su sangre?, ¿cómo es posible amar a quien se odia?, ¿cómo se puede amar a quien no le reconoce todo lo hecho?, ¿cómo puede odiar tanto a sus hermanos?, ¿cómo puede amar a quien la traicionó, cómo puede odiar a quien vive con ella?, ¿cómo puede odiar a quien ella dio la vida, y como puede amar si no son lo que ella quería?
¡Oh!, pobre corazón dividido…
¿Dónde podrá encontrar el hilo capaz de unirlos?
¿Qué no el amor es odio y el odio es un amor miedoso?

FIN.

Escrito por: Yvonne Armand Villa

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

*