Bienestar

El dolor de espalda entiende de emociones

espalda

 


Publicado por: Clara Bassi

Aunque la mayoría de los afectados no sea consciente, los pensamientos y los sentimientos podrían estar en el origen del problema

El 90% de la población mundial padece o padecerá dolor de espalda alguna vez a lo largo de su vida, de mayor o menor intensidad y más o menos duradero.

 

A menudo, en el sistema sanitario, este dolor trata de resolverse desde un punto mecánico y se aplican tratamientos para que desaparezca o, cuando esto no es posible, para intentar mitigarlo. Sin embargo, el dolor debe interpretarse como un aliado del organismo, que avisa de que algo anda mal en y que puede ayudar a encontrar el verdadero origen del problema. De lo contrario, si no se detecta la verdadera causa del problema, cualquier solución terapéutica que se aplique para aliviar el dolor será temporal y éste volverá a reaparecer.

 

Los pensamientos y emociones pueden estar en el origen del problema, aunque no se sea consciente de ello. Por eso, para resolverlo de una forma definitiva, no basta con aplicar un tratamiento mecanicista que, a veces, sólo sirve de remiendo, sino que se debe buscar su verdadero origen, y preguntar al paciente sobre cómo marcha su vida e invitarle a dar un "golpe de timón" a determinados hábitos cuando sea necesario, según se expone en el libro "El dolor de espalda y las emociones. Conocerse para curarse", de David Ponce.

Este formador de especialistas y colaborador del Centro de Alto Rendimiento Deportivo de Sant Cugat (Barcelona) defiende la necesidad de abordar las dolencias desde una visión holística del individuo y con medicina integral. Los expertos que se dedican a ello deberían realizar una anamnesis (interrogatorio en profundidad) y exploración a fondo del paciente para encontrar el auténtico origen del dolor, que en ocasiones puede encontrarse en otra parte del cuerpo bien alejada de la columna o, incluso, ser de tipo emocional.

Las emociones pueden ser la causa

El origen del dolor de espalda suele ser multifactorial, es decir, de varios factores desencadenantes, pero esto no significa que soterrada no pueda haber una emoción que haya sido la causa principal del problema o que haya contribuido a agravarlo. "Si separamos el dolor de origen traumático, los accidentes, el dolor por problemas congénitos de la columna o el que se asocia a patologías graves, en el resto de casos, si se investiga un poco, es posible llegar a encontrar la participación activa de las emociones en el origen y la perpetuación del dolor. Incluso, a veces, las emociones modifican la manera en que algunas personas viven el dolor de espalda, incluso cuando está producido por una lesión traumática o desviación congénita", explica Ponce.

Puede haber somatizaciones, de forma que el dolor físico puede estar causado por el estrés y la ansiedad, con el aumento de la intensidad del dolor. Hay que tener en cuenta que el estrés y la ansiedad producen una liberación de adrenalina que puede provocar una mayor contractura muscular y ese podría ser el origen del dolor. Esto explica que, aunque no haya ningún problema estructural, como la artrosis, una hernia discal o escoliosis, exista una tensión muscular elevada que produzca el dolor. La posibilidad de que las emociones sean la fuente del malestar lumbar implica que la persona debe llegar hasta el fondo de sus emociones y averiguar qué le pasa para poder curarse.

 

 

http://www.consumer.es/web/es/salud/psicologia/2010/08/08/194532.php

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