Bienestar

El éxito sólo es posible cuando arriesgas



La frase popular es que el que no arriesga no gana. Pero falta otra parte de la verdad. Si no arriesgas… pierdes la oportunidad; pierdes la posibilidad de aprender; pierdes la capacidad para cambiar, para vencer tu miedo; pierdes la fortaleza que te permitiría arriesgarte la próxima vez.

Si te arriesgas, ganas. No necesariamente aquello específico por lo que te arriesgaste, mas sí quizá algo aun más valioso: experiencia, aprendizaje, orgullo, satisfacción, fuerza interna, entusiasmo por la vida.

La declaración de Homero - un empresario norteamericano de origen cubano. Décadas atrás él y su familia tenían un pequeño negocio. Hoy siguen teniendo una empresa familiar, pero en proporciones financieras superiores a los mil millones de dólares- vino porque mientras me contaba sobre una estrategia audaz y arriesgada que está por implementar, le pregunté qué lo hacía asumir tal riesgo.

El mensaje que me llegó cuando escuché su respuesta, en esencia, fue éste:

El éxito sólo es posible cuando te arriesgas.
La vida, para vivirla a plenitud, requiere que estés dispuesto a soltar la seguridad de lo que tienes para ir tras la manifestación de lo que quieres.
Si quieres aumentar tu éxito y tu calidad de vida, la pregunta no es si te vas a arriesgar o no. No hay otra forma de crecer que no sea arriesgando cosas. No hay otra manera de avanzar que no implique la posibilidad de perder algo.

La cuestión es qué estás dispuesto a arriesgar. El asunto es cómo puedes arriesgarte de manera inteligente.
Por supuesto que Homero y su familia no llegaron adonde hoy se encuentran sólo por el hecho de haber tomado riesgos. No asumieron cualquier riesgo. Los que asumieron lo hicieron de manera consciente e inteligente.
Se arriesgaron por lo que tuviera sentido de negocio, sentido de éxito. Actuaron sobre los riesgos que tenían la capacidad de asumir. Riesgos cuyos beneficios, de tener éxito, eran mucho mayores que las posibles consecuencias negativas de que las cosas no salieran como esperaban.

Arriesgarte o no arriesgarte no es la pregunta. Para una vida plena, no arriesgarte no es una opción.
Piénsalo. Cualquier cosa que tiene el potencial de conducirte a una mejor experiencia de vida encierra un riesgo.
Estar dispuesto a sonreír es arriesgarte a que otros te crean ridículo.
Estar dispuesto a decir algo es arriesgarte a que otros se opongan a tus ideas.
Estar dispuesto a ir tras tu sueño es arriesgarte a que otros te tilden de loco.
Estar dispuesto a cambiar es arriesgarte a que otros te rechacen.
Estar dispuesto a pedir es arriesgarte a que el otro te diga que no.
Estar dispuesto a amar es arriesgarte a no ser correspondido.
Pero no hay vida sin la disposición a entregarte a ella. El mayor riesgo no es intentarlo, sino estancarte. El mayor riesgo no es atreverte, sino luego arrepentirte.
Y tal vez, el mayor riesgo de todos, es vivir sin haber vivido.
Quizá lo que en este momento te separa de algo que quieres—sea un aumento en tus ingresos, una mejor relación de pareja, una mejor salud, un sueño cumplido—es un riesgo que no has tomado aún.

Quizá lo que te ha frenado hasta ahora no es un obstáculo allá afuera, sino un reto a vencer ahí dentro de ti. El reto de atreverte. De arriesgarte. De estar dispuesto a soltar la seguridad de lo que tienes por la construcción de lo que quieres.

Recuerda: arriesgarte no es opcional. Las opciones están en cómo hacerlo y cuándo hacerlo.

Si no es ahora el momento ¿cuándo?

¿Qué estás esperando?

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

*