Entretenimiento

El Experimento y La Isla Siniestra…

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Escrito por: Leticia Martínez.

Adrien Brody (mi querido Pianista)  Forest Whitaker (el asaltante noble de La Habitación del Pánico) dirigidos por Paul Scheuring creador de la serie Prison Break, son la combinación perfecta para este remake de la película alemana de Oliver Hirschbiegel (La Caída) que a su vez está basada en un hecho real: EL experimento de la cárcel de Stanford de 1971, estudio que fue subvencionado por la Armada de los Estados Unidos que buscaba una explicación a los conflictos en su sistema de prisiones y en el del Cuerpo de Marines

 

La trama es muy original (tanto como el mismo estudio real) un aviso en el diario solicita ciudadanos comunes y corrientes para un experimento social ambientado en una prisión, con la paga de 1000 dólares diarios por dos semanas de cautiverio, la única relación que pueden tener con el exterior es saberse observados por unas cámaras que filman todos sus movimientos y una luz roja que de encenderse significará el fin. Algunas condiciones aparentemente fáciles de cumplir: no usar la violencia y que todos los voluntarios lleguen al final, de no ser así el experimento termina sin ninguna compensación económica para nadie. El grupo será dividido en dos mitades: los “prisioneros” y los “guardias”. Una vez todos dentro de la prisión comienza el experimento y la pesadilla para todos, incluido el espectador.

 

La película, como el experimento real, lleva al extremo los roles asignados a cada uno de los voluntarios, así vemos al prisionero tomar el papel primero a juego y después aceptar la autoridad sin cuestionar, sufrir y aceptar un tratamiento sádico y humillante a manos de los guardias, al guardia dócil y pasivo convertirse en violento y abusador, al líder creer que sus discursos de razonamiento y persuasión lo pondrán a salvo de las manos de sus victimarios , al experimentado mantenerse al margen de lo que ocurre dentro de la prisión, al guardia que no desea involucrarse más allá de lo necesario para permanecer en el lugar y cobrar su paga

Un final tal vez predecible pero no por eso menos escalofriante, una película que me deja en la cabeza las siguientes preguntas ¿cada uno de nosotros nos compramos el "papel" que se nos asigna en la sociedad y nuestro comportamiento se desarrolla con base a esa asignación? ¿La situación provoca la conducta y no la personalidad individual? ¿La obediencia de la gente cambia cuando se le proporciona una ideología legítima a sus ojos? Deseo y espero que no, pero el resultado de El Experimento de 1971 desafortunadamente me dice que sí.

Martin Scorsese y Leonardo DiCaprio (ni con el paso de los años puedo dejar de verlo como el niño de Titanic) hacen mancuerna en una buena película de suspenso con esta adaptación de la novela de Dennis Lehane. La historia situada en 1954, donde los agentes federales Ted Daniels y Chuck Aule (DiCaprio y Mark Ruffalo) son enviados a la Isla Shutter, un sanatorio-prisión para criminales donde deberán investigar la desaparición de una reclusa que ha escapado sin dejar huella.

Una premisa muy simple pero la atmósfera opresiva, los temores reales e imaginarios, las duras verdades difíciles de aceptar, los pasados ocultos, los pasajes claustrofóbicos, las condiciones climáticas adversas, los remordimientos bélicos y los flashbacks a la vida del protagonista; impiden que los extensos 140 minutos de duración, se sientan como tales.

Muy bien armada, donde nos aterroriza más que con lo que muestra con nuestros propio fantasmas interiores. La frase de "todos somos muy violentos, lo único que nos detiene son los convencionalismos sociales y el miedo a las represalias" deja la piel de gallina, pues me hizo pensar ¿que pasaría si por un momento se pierden?, el planteamiento de "la realidad" me dejó reflexionando igualmente: algo que es real es porque sí es real o es real porque todos dicen que lo es? pero lo que me dejó con los pelos de punta fue la reflexión sobre el motivo de la resolución del enigma, pues en el lugar de DiCaprio tal vez yo no hubiera sobrevivido a su dura experiencia o de haberlo hecho seguramente hubiese volado hacia otros lares psicológicos de donde jamás-jamás hubiera podido regresar.

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