Susana es una mujer madura, culta, algo tímida, hija única, su madre murió hace dos meses. Ahora está sola. Trabaja en una empresa privada con un sueldo no muy bien remunerado; no es fea, pero su arreglo le resta belleza y personalidad. Su vida es bastante rutinaria, más desde que está sola, ya no tiene con quien hablar ni a quien atender; nadie la espera en casa. Qué quieto está todo, qué silencio, todo en su lugar. Su vida es gris, no tiene motivaciones, amigos, mucho menos amor. Ahora, lo único que puede hacer es dormir y así evadir su triste realidad.
Por la mañana se levanta sin ganas, se prepara y sale rumbo al trabajo. Es un día más, aunque será diferente, debido a la crisis económica la empresa ha tenido que hacer recorte de personal y ella está entre los elegidos. A primera hora su jefe le comunica la terrible noticia, hoy será su último día en la empresa. La noticia la toma por sorpresa, de qué iba a vivir, qué iba a hacer ahora, su sueldo apenas le alcanza para vivir mas no para ahorrar. Debe apurarse, terminar con sus pendientes y ayudar a sus compañeros con los suyos, como siempre lo hace. Le informan que al terminar el horario laboral debe presentarse en el salón de actos, será una reunión de despedida.
El salón está casi lleno, todos los empleados se encuentran ahí, no sabe a donde dirigirse, no tiene amigos, prefiere quedarse sentada en un rincón. Mira a su alrededor, pequeños grupos charlando, riendo o comiendo; de repente su mirada tropieza con otra, un hombre de mediana edad, bien vestido y atractivo la mira, no recuerda haberlo visto antes, poco a poco se acerca a ella, la saluda y empiezan a platicar. De pronto él le dice: -Sé como te sientes y lo triste que estás. Si tu quieres yo te puedo ayudar. Soy el diablo, si, el diablo, no te asustes, si aceptas ya sabes cuál es la condición. Te ofrezco belleza, riqueza, amigos, reconocimiento, todo lo que has querido te lo daré durante un año; pero tienes que recordar muy bien esta fecha, al sonar las campanadas del 31 de marzo del próximo año todo terminará y tu alma tendrá que irse conmigo, no lo olvides.
Te voy a demostrar mi poder, observa: Segundos después todas las personas del salón voltearon hacia Susana, ella era el centro de atención ahora, todos le hablaban, le sonreían y agradecían el apoyo que les había dado. Después de esta prueba aceptó, más que perder iba a ganar, y a disfrutar un poco de la vida.
A partir de ese momento Susana era otra, compró ropa, zapatos, bolsas, viajó, era admirada por hombres y mujeres.
Llegó a Venecia, se celebraba el carnaval, se compró el vestido más hermoso y la máscara más original, en el baile fue asediada, todos querían bailar con ella. Cansada sale a la terraza del gran salón, ésta se encuentra a media luz, se da cuenta que no está sola, hay un hombre, se le acerca, platican, la toma de la mano, se miran a los ojos y siente algo que nunca había sentido, ¿será esto el amor? Susana está feliz. Entran de nuevo al salón y bailan hasta la media noche. Tanta felicidad hizo que olvidara la fecha: media noche del 31 de marzo, a lo lejos se oyen unas campanadas; Susana despierta asustada, confundida, el timbre del despertador suena insistentemente, ahora recuerda, parece que tuvo un hermoso sueño, o una pesadilla. Debe apurarse o llegará tarde a su trabajo.
El sueño de Susan por Leticia Sáenz Iracheta