Bienestar

El tiempo cura

el-tiempo-curaDicen que el tiempo cura las heridas, pero cuando estamos sintiendo el dolor no lo creemos: cuando sangramos duele, gritamos, y hasta sabemos que el tiempo es una bonita excusa tranquilizadora.

El sentimiento de pérdida nos congela la sangre, nos sentimos mutilados. Que la pareja termine, que el trabajo cese, o que los hijos se vayan de la casa duele. Duele que un ser amado muera, que parta, tomar la conciencia de no volver a verlo jamás, duele el paso del tiempo, el cambio de nuestros cuerpos, la vejez que avanza sigilosa.

Todo el tiempo estamos en resistencia con todo lo que el tiempo a su vez nos arrebata y cura, ¿te has dado cuenta? El amor se acaba cuando pasa determinado tiempo, pero el tiempo cura la herida del amor. Todo está relacionado con el tiempo. El tiempo es la medicina y el veneno para todos.

Pero ¿qué es el tiempo? El tiempo es una medida, una unidad, un lapso, en el que algo que nos sucede se acomoda en nosotros para que poder seguir.

Imagina como si fuéramos un mar de hojas secas, y un viento sopla fuerte, alguna se quedan, otras se van, se escapan… pero pasada la ráfaga, la calma se asienta y aunque no seamos las mismas, seguimos siendo.

Eso nos sucede cuando la vida de repente se desmorona, cuando las relaciones truenan, cuando el amor de nuestra vida pasa a ser el amor del pasado.

Lloramos, pataleamos, gritamos… pero terminada la ráfaga helada que nos entristece, volvemos a amanecer, a despertar, y generar proyectos y espacios para crear.

El tiempo es el factor que permite la cicatrización de las heridas, porque nuestro mismo permiso para aceptar y fluir con lo que nos sucede. Es nuestra conversación de aceptación, de decir aunque no nos guste, “es real, esto pertenece a mi vida.” Ese  episodio es parte de nuestra historia, pues el pasado es una foto que no se puede borrar, le podemos poner bigotes, florcitas, pero siempre nos pertenecerá.

El  tiempo cura, porque le damos la oportunidad, porque confiamos que a partir de él podremos edificar algo nuevo para nuestras vidas; más sin embargo, somos nosotros los que curamos, los que dejamos de refunfuñar, y nos abrimos a un futuro próspero.

Escrito por: Chuchi González

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