Bajar de peso - dietas

El vínculo entre comida y emociones

Nuestra relación con la comida va más allá del paladar; los alimentos no sólo brindan nutrientes, tienen un impacto profundo en nuestras emociones y son fundamentales para nuestra salud psicológica. Comer es un acto de supervivencia, pero es también el centro de convivencia familiar, nuestro acompañante en tiempos de ocio e incluso llegamos a darle funciones de consuelo.

La relación con la comida es más profunda de lo que nos imaginamos, nuestras emociones influyen en nuestra forma de alimentarnos y encuentran en la comida una forma de expresarse. No es de extrañar, después de todo es una de las primeras relaciones que generamos con el mundo a través de nuestra madre; asociamos la comida a esa sensación de protección y la cercanía emocional –principalmente con mamá– y ligamos en nuestro subconsciente comidas con memorias o emociones.

Tanto las emociones positivas como negativas quedan grabadas en nuestra memoria e influyen nuestra forma de interactuar con la comida; rechazamos aquellas que nos traen malos recuerdos y tratamos de revivir los buenos momentos a través de los sabores. Sin embargo, si no aprendemos a tener una relación sana con la comida, se corre el riesgo de recurrir a ésta para llenar vacíos emocionales, lo que puede dar lugar a trastornos alimenticios.

Saber cómo el estrés, la culpa, la frustración o los miedos impactan en nuestro organismo nos puede ayudar a encontrar un mayor equilibrio mental y físico. Así mismo, es importante aprender a comunicarnos con nuestras emociones, es necesario saber qué sentimos y no utilizar la comida para evadirlo. Comer es un gran placer y podemos disfrutarlo más plenamente si nuestra relación con la comida es saludable física y emocionalmente.

Escrito por: Elena Pedrozo

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