Bienestar

Entrañable compañera de vida

soledadrebecaEscrito por: Rebeca Harfuch

Esa entrañable compañera de vida, cuando era niña mi abuelo me llamaba “La solitaria”, me encantaba jugar sola;  la estrecha escalera que subía a los cuartos de servicio y la azotea, era mi gran mundo. A veces era un enorme avión, otras una linda escuela o un hospital,  los compañeros de juego   eran totalmente invisibles, pero armaba historias y el juego duraba un buen tiempo.

 

Suelen creer que estoy sola y quieren a como de lugar que tenga un novio, o amigo o lo que sea, me dicen quizá una mascota,un perro, un gato, pero la soledad que me acompaña es buena, no necesito de alguien para no tenerla, es simple es parte de la vida no me siento triste y hago lo que quiero.
Voy y vengo cuando quiero o con quien quiero, bailo y escucho música,  leo, veo la tele hasta la hora en que deseo dormir, me escapo al cine, a veces me río sola y no es locura, la soledad se siente igual si se está acompañada, y ese es el punto

¿Qué es la soledad?
Es el encuentro con uno mismo, es la huída de la realidad, es el mundo que creamos a nuestro antojo, al que nombramosLa soledad es falta de amor a uno mismo, si te amas suele ser un excelente compañera, si es lo contrario es una gran enemiga o ignoramos cuando queremos.
Creo que hay dos clases de soledad, la que acompaña o la que nos puede sumir en el olvido de los demás, la que destruye y enloquece.
Son los demás que creen que hay que compartir la vida con alguien más y no estar solo.
Son aquellos que basan su vida y su felicidad en alguien más.
Qué bueno estar acompañada y que esa compañía fuera enriquecedora, llámese como se llame, el título no importa, lo que importa es por que se está con esa persona.
Qué bueno elegir tener una mascota, si te gustan y no por sustituir a alguien, o algo.
Conozco personas que en medio de una gran reunión se sienten solas, la soledad es falta de amor a uno mismo, si te amas suele ser un excelente compañera, si es lo contrario es una gran enemiga.
Yo prefiero amarme, y ella se convierte en cómplice de existencia, de vida.

Escrito por: Rebeca Harfuch

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

*