Por: Pequerecetas
Lo admito, que mi hijo coma bien o no, casi siempre es culpa mía… A veces me desespero ante su negativa rotunda a comer y acabo prometiéndole un premio si se come algo que no le gusta… e inmediatamente me arrepiento ¿pero no soy yo la que escribe un blog sobre alimentación infantil? me pregunto entonces…
Pero reconozco que a veces alimentar a los niños es muy, muy complicado.
Ahora hago acto de contricción y en esta ocasión, vuelvo a recordarme a mí misma y a vosotros, papás y mamás preocupados por la alimentación de vuestros hijos, cuáles son los errores que no se deben cometer:
1. Leche de vaca: Es un error introducir esta leche en la alimentación de nuestro hijo antes de que cumpla el año, ya que lo más conveniente es que se alimenten con leche materna y si no es posible, con fórmula infantil, que a pesar de que está basada en la leche de vaca, está tratada y se le han cambiado los tipos de grasa, aumentado las proporciones de proteína, carbohidratos, vitaminas y minerales.
Siempre nos han metido en la cabeza que la leche ayuda a crecer y fortalecer los huesos, y esto puede llevar a muchos padres a proporcionar un exceso de productos lácteos a sus hijos, siendo un máximo de tres las raciones diarias recomendadas. Así que intentemos olvidarnos de dar flanes, natillas, etc., de postre a nuestros hijos, lo mejor es una pieza de fruta, precisamente la vitamina C ayuda a asimila el hierro de los alimentos que se han introducido en la comida.
2. Zumos envasados: Un gran error es pensar (a lo que sin duda ayuda la publicidad), que dando un zumo envasado a nuestro hijo, estamos sustituyendo la ración de fruta. Incluso un zumo natural priva al organismo de la fibra de la fruta, pero los zumos envasados además contienen azúcares y vitaminas artificiales. Se trata de un preparado muy energético que carece de nutrientes esenciales y que generalmente aportan mucho menos de un 10% de fruta. Ni que decir tiene que los refrescos no son nada recomendables.
3. Copos y cereales azucarados: Otro tema es el desayuno y los cereales azucarados o chocolateados que tanto gustan a los niños hasta el punto de que consumen más de lo recomendado, sea por su sabor o por los dibujitos del envase. A pesar de tener como base el trigo, el arroz o el maíz, están cargados de azúcar, miel o chocolate, lo que aumenta su energía pero no los nutrientes esenciales.
4. Productos de confitería y/o repostería: Tampoco es beneficioso para los niños el consumo de bollería, pan de molde, etc. Son productos que por ser blanditos frenan su desarrollo buco dental, no trabajan dientes, mandíbulas, músculos de la cara y la masticación, no fortalecen sus dientes y encías y encima, al ser ricos en azúcares, propician la caries. También aportan grasas añadidas, así que nada mejor que tomar fruta y pan del día.
5. Impedir que los niños entren a la cocina: Es lógico pensar que la cocina es un lugar peligroso para los niños. Hay cacerolas con aceite o líquido hirviendo, cuchillos y aparatos eléctricos, pero se ha comprobado que los niños que se involucran en la preparación de los alimentos están más dispuestos a probarlos.
6. Presionarlos para que prueben los alimentos: Por lo general, es necesario presionar a los niños para que prueben algunos alimentos. Sin embargo, se ha comprobado que la insistencia de los padres hace que, de hecho, los niños rechacen esos alimentos. Lo mismo sucede cuando se les ofrecen premios por comer algunos platos, pues los niños suelen poner dichos alimentos en la categoría de “son tan malos que deben premiarme para que los coma”. La mejor conducta es animar al niño a que pruebe el alimento y no molestarse si el niño lo rechaza y no elogiarlo si lo come. En ambas circunstancias los padres deben mostrarse neutrales.
7. Servir vegetales “aburridos” Muchos padres dan a sus hijos vegetales hervidos, que a los niños suelen parecerles poco apetitosos. Es una buena estrategia añadirles un poco de mantequilla, aderezos o queso, lo cual mejorará muchísimo el sabor y ayudará a que el niño se aficione a las verduras. Incluso alguna vez hemos escrito algún artículo en Pequerecetas sobre “jugar a ponerle nombres a las verduras”… Probarlo, veréis como funciona.
8. Darse por vencidos. Muchos padres se dan por vencidos demasiado pronto. Se ha comprobado que a veces es necesario hacer 10 ó más intentos para que un niño acepte un alimento nuevo. Es importante, también, usar los “Puentes Alimenticios”. Si a un niño le gustan, por ejemplo, las habas, es una buena idea seguir con garbanzos, lentejas o alimentos parecidos ya sea en la consistencia, el sabor o, incluso, el color. Poco a poco, se irán expandiendo los gustos alimenticios e, incluso, el niño podría elegir en el supermercado aquellos alimentos que desea consumir.
Y sobre todo, siempre les recomendaremos que usen su imaginación, porque el mundo del niño es el juego, y a través de él aprenden todo, incluso a comer, así que no dejen de contarles un cuento, de dibujar caritas en sus platos de comida o de incentivarles cuando son más grande a hacer carreras para ver quién acaba primero su plato. Verás como la comida pasa a ser un momento más divertido…
Fuente: Club Parenting