Bienestar

Espiritualidad

espiritualidad

 

Autora: Chuchi González

¿De qué hablamos cuando hablamos de espiritualidad? ¿Del alma? ¿De Dios? ¿De entrar en contacto con nuestras fuerzas internas? ¿De no querer vincularnos con lo material? ¿De meditación? ¿De armonía? ¿De religión? ¿De sabiduría?

 

Si cerramos los ojos e imaginamos un ser espiritual, nuestra mente nos trae comúnmente la imagen de un maestro, con túnicas blancas o de color salmón, calvo, de contextura mediana a pequeña, con algunos simpáticos kilitos de más, en la cima de una montaña rezando las veinticuatro horas del día. Con esta imagen simbólica de espiritualidad es lógico que pensemos que “eso del espíritu” no es para nosotros que tenemos miles de actividades; tal vez y como ganancia podremos ir a alguna clase de yoga o escuchar música new age antes de irnos a dormir.

 

Sin embargo esa es una forma de representarnos “el ser espiritual” pero no es la única; y la conexión interna con este dominio será necesaria, si quieres lograr un equilibrio en tu vida.
Dedicamos varias horas al dominio emocional, corporal, físico y tal vez muy poco a entrar en un viaje íntimo y personal que nos ponga en sintonía con nuestra esencia.

Desde la ontología del lenguaje sostenemos que el hombre vive inmerso en una coherencia formada por tres elementos o dominios: el lenguaje, las emociones y lo corporal ¿y lo espiritual?

Hay muchas teorías al respecto; algunas sostienen que el espíritu estaría en la intersección de los tres elementos; y otras que se arriesgan a expresar que lo espiritual engloba a todo. Y por último están las teorías que entienden que la espiritualidad viven en la interpretación que cada ser humano tenga de ella.

Es decir, la espiritualidad vive en muchos lugares, no sólo en la cima de la colina; pues también habita en la sonrisa que le das a un extraño en la calle, en la emocionalidad de gratitud que tienes ante la vida, en tus actos de solidaridad y contribución; en los arrebatos de alegría que surgen cuando te conectas con tu niño interior; en las veces que observas y proteges a los que amas; en tu vínculo consciente con la naturaleza, en tu capacidad de perdonar y volver a arriesgarte por amor.

Cuando podemos observarnos en una conversación interna de espiritualidad, con aceptación de la vida tal cual es, empezamos a fluir en una energía que nos nutre, alimenta, y nos permite despertar.

La espiritualidad emerge de la relación que establece con el Universo, con un Ser Superior, con el misterio de la Vida. Es una energía presente en todo lo que nos rodea y trasmite alegría, una alegría genuina y fresca.

Cuando nos ubicamos en una conversación de espiritualidad las emociones que sentimos son de estabilidad, gozo, plenitud, y equilibrio. Es como descubrir lo verdaderamente importante de la vida y aprender a dejar de perder energía en cosas superficiales.

Nuestra alma requiere ser alimentada como lo es el cuerpo; y las prácticas que elijas serán acordes a tus necesidades. Puedes meditar, hacer yoga, danzas circulares, reiki, y otras terapias alternativas; cómo encontrarte con el universo en la simplicidad de tu hogar; regando las plantas, mirando la puesta del sol, leyendo un buen libro, saboreando un café, preparando una comida, o procurando amor.

Claves para despertar tu espiritualidad

Tal vez hasta hoy no habías notado que ser espiritual es una elección de ver la vida; y nunca has intentado darte un tiempo para ello. Por eso quiero compartir contigo las claves de Shonnie Lavender para ayudarte a conectar con tu luz interior.

  • Escucha música de gusto; reserva algún tiempo al día o momentos en la semana para escuchar música que te inspire; relájate, cierra los ojos y escucha, permite que cada nota musical se haga carne de tus fibras íntimas.
  • Lee algún libro sobre vidas reveladoras; déjate influenciar por las acciones de esos personajes, por sus pasiones, compromiso y resolución.
  • Disfruta de la naturaleza, camina descalza por el verde, o siéntate a tomar un baño de sol, contempla las estrellas, la luna, las flores; permítete maravillarte con las cosas simples.
  • Alimenta tus relaciones; comienza a hacer cosas diferentes por cada relación que tengas; imagina de cocinar algo, o escribir un mail, o una invitación a tomar un café, y sonríe, manifiesta lo que sientes, ábrete a tus emociones.
  • Reconoce tus virtudes una vez por semana, frente al espejo di en voz alta tus virtudes
  • Agradece una vez al día lo que has recibido, empezarás creyendo que ese día ha sido medio avaro, luego comprenderás que todo lo recibido ha sido una gran bendición.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

*