Bienestar

Fortalécete aceptando tus debilidades

Lao Tse: Quien es humilde puede crecer

fortaleceteTodos los días me esfuerzo en agradar a todo mundo. Intento que el desayuno, la comida y la cena estén perfectos. Busco siempre mejorar y mejorar. Y la verdad es que me siento muy estresada pues nunca logro el ideal que busco. Siempre hay algo que no me convence. Me siento frustrada. Así comentaba una conocida, justo antes de salir corriendo pues tenía que pasar a comprar los ingredientes de otro intento por una comida perfecta. El problema para ella es la gran insatisfacción que siente hacia su persona. Es algo que nos sucede a muchas. Queremos mejorar y mejorar pero no siempre arribamos a buen puerto y acabamos sintiéndonos peor.

Elección inteligente
Al aceptar que no podemos controlarlo todo, accedemos de forma inteligente a una fuerza extraordinaria para vivir. Una fuerza que deviene de amar y también de gozar lo que somos y lo que tenemos. Cuando aceptamos nuestras debilidades, estamos dando un paso para reconocer que estamos incompletos y que no podemos vivir sin los demás. Abrimos nuestro corazón con amabilidad.

Un paso al amor
De forma similar, esa otra persona que no es como nosotras, ese extraño con el que debemos convivir, si nos proponemos aceptarle como es, la comenzamos a ver como una persona radicalmente diferente. Como una persona con fallas como nosotras mismas. Ello da como resultado que comenzamos a amar a esa otra persona. El amor en buena medida se sustenta sobre un hecho: aceptar al otro como es, con sus debilidades y fortalezas. Aceptando al otro nos hemos aceptado y enriquecido internamente.

Debilidades son fortalezas
La fragilidad es un factor de cambios radicales. Si aceptamos que hay una parte en nuestro interior rara, que no controlamos, si nos desprendemos de nuestro “yo poderoso”, quedamos receptivos a lo nuevo, nos abrimos a la capacidad de movernos, de cambiar. Lo mismo con las enfermedades y malestares físicos. Nuestras debilidades, primordialmente psicológicas, nos hablan. Ellas pueden convertirse en nuestra fuerza. Es necesario aprender a escuchar lo que nos dicen para superarlas, para servirse de ellas en lugar de querer erradicarlas.

Gozar la vida
No hay razón para tener miedo al tropiezo interno, porque estamos hechos de diferencias y conflictos. Cuando trabajamos fluyendo con los conflictos es porque nos movemos, porque avanzamos. Aceptar nuestra fragilidad es vivir plenamente, en el presente, en la felicidad del instante. De forma contraria al “yo sensible” que vive receptivo y abierto, el “yo poderoso” vive en el deseo de un paraíso, siempre futuro. No puede estar contento, de ahí la permanente insatisfacción. Gozar la vida es, en principio, aceptar nuestra fragilidad.

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