Cuando es nuestro cumpleaños, pedimos un deseo.
Cuando cae una estrella fugaz, pedimos un deseo.
Cuando se abre un portal energético a una hora determinado, pedimos un deseo.
Cuando pasa un tren, pedimos un deseo.
Cuando atravesamos un túnel, pedimos un deseo.
Cuando se nos cae una pestaña y la tenemos entre los dedos, pedimos un deseo.
Estos y muchos otros momentos, son los instantes en que cerramos los ojos, apretamos la respiración, y visualizamos la concreción de lo que más anhelamos. Tras el pedido, un suspiro se escapa de nuestros labios.
Pero ¿qué es un deseo? Según la REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, la palabra deriva del latín “desidium” y significa “un movimiento afectivo hacia algo que nos apetece”. Estaríamos hablando del típico “ mmmm me encantaría que …” más sin embargo, ¿ la estrella o el tren o la pestaña son la responsables de la realización? ¿Por qué nos conectamos mágicamente con lo que es importante para nuestras vidas? ¿Para qué dejar nuestro anhelo en manos de una vela de pastel?
Cuando deseamos una carnaval de emociones se activan hacia eso que pretendemos. Vivir en el deseo es vivir en la constante incertidumbre, e inmaterialidad de las cosas; pues mientras hay deseo no hay consumación. Es el anhelo por el anhelo mismo, no hay hecho, no hay satisfacción.
Muchas personas basan sus vidas en el deseo constante, en la adrenalina que esa incompletud les genera, y no hacen nada para alcanzar sus metas. Pero tus sueños, los míos y los de los demás; no existen en nuestras historias para ser bostezados; tienen identidad para ser vividos, íntegros y plenos.
Para pasar del estado de la quietud y el confort; a una zona de riesgo y aventura; a un movimiento que nos permita alcanzar lo que deseamos, que eso sea nuestro nos pertenezca.
Yo me he cansado de desear, de mirar la vida como una ilusión ajena a mi realidad; yo quiero vivir mis sueños, porque son míos, y quiero involucrarme con ellos.
Porque sólo construyendo hechos, crezco y me desarrollo; porque sólo arriesgando aprendo y comparto lo logrado.
Tus sueños se cansan de esperarte mudos e inertes, despiértalos. Vívelos, haz algo por ellos y por ti.
Escrito por: Chuchi González