¿Soy yo la que maneja la bicicleta de mi vida?
Escrito por: Angelina Zamudio
Alicia tenía con la vida, la misma relación que tenía con su bicicleta. Deseaba profundamente gozarla, pedalear, correr, casi sentir que volaba, mientras el viento le alborotaba el cabello, pero no se atrevía, creía que no podía. Su bicicleta era nueva, reluciente, de lujo, pero en cuanto se subía a ella no podía caminar media cuadra; el miedo la invadía y se caía. Estaba segura de que nunca aprendería a andar en bici, aún cuando sus vecinos lo hacían de una manera tan fácil, sin ninguna dificultad.
Triste por no poder continuar, Alicia metía su bicicleta y la dejaba en el patio abandonada por varios meses, como si estuviera molesta con ella. Dejaba que le diera el Sol y le lloviera.
Lo mismo le pasaba con sus sueños. Los deseaba profundamente, pero no iba por ellos, pensaba que tampoco los conseguiría y, entonces, los guardaba en un baúl y los dejaba encerrados por meses, al igual que dejaba su bicicleta abandonada en el patio.
Su vida era bella, como la su bicicleta, joven, brillante, fuerte, pero también creía que no podía controlarla.
Lo que no se había puesto a pensar, era que para poder andar libre en su bici, Alicia tenía que practicar muchas veces, hasta dominarla y ser ella la que dirigía al aparato. Necesitaba dejar de preocuparse por las caídas, por sentirse tonta, de que los demás pudieran pensar de ella, para volverlo a intentar las veces que fuera necesario.
Y así lo hizo un buen día. Era una mañana en la que todos estaban dormidos"La relación que tengo con la vida, es la misma que tengo con mi bicicleta, la disfruto, la gozo, la manejo yo..." en casa. Se levantó sin hacer ruido y se fue al patio por la bicicleta. Las llantas estaban sin aire y estuvo a punto de tirarla de nuevo, pero en vez de eso, las llevó a reparar.
Lista, se montó en ella y empezó a pedalear. La misma sensación de angustia la invadió, mientras sentía que se caía. Respiró profundo y se dijo "ya nunca más" y siguió pedaleando hasta mantener el equilibrio. Disfrutó un largo paseo con ella misma y su bicicleta.
Cuando regresó a casa, sintió que algo había cambiado en su interior, que la hacía sentirse mejor consigo misma. Por la tarde, abrió el baúl y sacó todos los sueños olvidados y pensó que haría lo mismo que hizo esa mañana con la bici.
Como práctica diaria, cada tarde se iba a dar un paseo, y como cosa mágica, mientras más seguridad agarraba con su bicicleta, más seguridad sentía en su vida, más creía que podía lograr lo que soñaba.
Y después de empezar a lograr sus sueños, volvió a decir lo mismo "la relación que tengo con la vida, es la misma que tengo con mi bicicleta, la disfruto, la gozo, la manejo yo, decido a dónde ir, soy libre, siento que vuelo mientras el aire despeina mi cabello".
Para reflexionar
¿Siento que soy yo la que maneja la bicicleta de mi vida?, ¿cómo es mi relación con ella?
Escrito por: Angelina Zamudio