La tristeza que sientes cuando rompes la dieta con un pastel o te das cuenta que no consigues bajar de peso puede ser parte de un problema de salud más grande de lo que imaginábamos. Hasta ahora se había demostrado que las grasas trans y las aumentaban el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Un estudio llevado a cabo en las universidades de Navarra y Las Palmas las asocia ahora con el desarrollo de depresión.
Los índices de depresión han crecido en los últimos años, al grado que cerca de 150 millones de personas en el mundo la padecen. Los estudios arriba citados han demostrado que puede estar fuertemente asociada a algunos ingredientes de la comida chatarra, en particular los de las cadenas de comida rápida y la bollería industrial.
Al principio del estudio los voluntarios no tenían signos de trastorno y, al finalizar, un total de 657 lo desarrollaron. Los autores detectaron que las personas con un alto consumo de grasas trans y saturadas registraban un 48% más de posibilidades de sufrir depresión que quienes hacían un consumo más moderado.
Más casos de depresión
La OMS prevé que en el año 2020 la depresión sea la segunda causa de discapacidad en todo el mundo. Concluían aunque son muchos los factores que influyen, la dieta tiene un rol independiente.
Las consecuencias de este padecimiento son variadas: las personas con depresión tienen una menor calidad de vida que el resto de la población y un mayor riesgo de desarrollar enfermedades como la hipertensión, la obesidad, la diabetes y enfermedades respiratorias, incluso problemas de comportamiento y al abuso de sustancias tóxicas.
Fuente: Eroski Consumer
