Bienestar

La fórmula costo-benefcio en la vida

Aprende a no ser víctima y a afrontar tus propias decisiones

Al igual que una palma de la mano tiene dos “caras” (anverso y reverso) y ambas constituyen una sola mano, todas las situaciones de la vida tienen beneficio y costo.
Por ejemplo, si compro un coche, tendré el beneficio de la comodidad de los traslados, de la disponibilidad de un medio de transporte sin importar la hora que sea ni el lugar donde me encuentre.

Y, al mismo tiempo, tendré el costo de competir por un lugar en la vía pública con tantos otros vehículos, estar obligada a la verificación (o no puedo circular) y los gastos que esto implica; arriesgarme a no encontrar lugar donde estacionar o pagar estacionamientos cada vez más caros a medida que menos lugares públicos haya donde estacionar, etc.
Normalmente vemos el beneficio pero no vemos el costo. E incluso, muchas veces, ni siquiera vemos a nivel consciente el beneficio. Actuamos por impulso.
Entonces, en nuestra vida se suceden hechos de distinto nivel de importancia: estudiamos o dejamos de estudiar, nos ennoviamos o rompemos el noviazgo, nos casamos o divorciamos, emprendemos un trabajo o renunciamos a él. Migramos o nos quedamos en nuestro lugar de origen. Nos arriesgamos en un nuevo negocio, o mejor nos quedamos quietos en casa para evitar equivocarnos. Resolvemos los problemas o dejamos que continúen hasta explotar.
Hoy día, los beneficios y costos de tanta y tanta decisión a lo largo de nuestra vida, nos rodean y se tropiezan con nosotros a cada instante. Tal parece como si nosotros fuésemos el sol y los costos y beneficios los planetas pertenecientes a nuestro sistema solar.
Tendemos a felicitarnosNo eres víctima de nada ni de nadie. En tu vida están presentes los costos y beneficios de las decisiones de tu vida por los beneficios de la decisión tomada y a culpar a los demás y al destino de los costos que nos han tocado pagar. Pero ambos son un todo. Mis decisiones conllevan costos y beneficios irremediablemente. Toda decisión mía me traerá ambos. Y si decido que otro decida por mi, esa decisión mía de transferir a otro mi poder me traerá costos y beneficios.
No somos víctimas de los demás y del destino. Somos actores que toman decisiones y éstas nos acarrean sus consecuencias (costos y beneficios).
La intención de este escrito no es que te paralices, y no actúes por miedo a los costos que vendrán. La intención es que captes que no eres víctima de nada ni de nadie. En tu vida están presentes los costos y beneficios de las decisiones de tu vida.

Escrito por: Wally Irene Gandoy Bernasconi
Psicoterapeuta individual y de parejas -Couch Ontológico – Especialista en Procesos de Comunicación y Relación

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