Bienestar

La llave de la felicidad



¿Te has preguntado alguna vez si existe oculta en algún lugar esa llave que te abra la puerta hacia lo maravilloso, inacabable, divino? He leído libros que resumen esa pregunta en un SÍ, el problema es que son de ciencia ficción… Sin embargo creo que en el fondo, todos vamos perdiendo casi adrede la llave con la que venimos debajo del brazo… La llave de la Felicidad.

Has visto la emoción con la que los niños juegan… te has fijado lo simple que es el mundo para ellos, todo parece basarse en su inocencia… entonces si la inocencia se va perdiendo, la felicidad que ocasionan tantas cosas se termina. Pero ¿cómo puede alguien evitar que la inocencia con la que se perciben las cosas se agote? , si el mundo es un campo minado por donde todo sugiere “CUIDADO”, y los peores son tan parecidos a una ilusión óptica, detrás de un apacible oasis se oculta un monstruo depredador, esperando devorarnos.

La llave de la felicidad es la capacidad que tiene el individuo para reciclar los eventos de su vida, al que le toca perder, al que le toca ganar… Sin duda, como disfrutaríamos ganar sin conocer lo duro que es perder. Cómo experimentaríamos la dicha de tener un hogar si primero no ponemos las bases para que éste exista. En algunos casos sólo sabemos lo mucho que alguien vale, cuando le perdemos, insistimos en jugar a la ruleta rusa.

Pero ¿y la inocencia?… Aprender a conservar los ojos inocentes frente a tanto dolor, muerte, enfermedad, pérdidas, decepciones, traiciones, subvaloración, desconocimiento. La inocencia debe permanecer, así como la esperanza, los sueños, si queremos mantenernos vivos y FELICES.

Realmente queremos todo sin perder nada, caminar sin haber pasado por los traumas de las caídas, queremos encontrar el ser perfecto sin que haya que esperar demasiado… sin que haya que sacrificar, entregar o dedicar demasiado. Ese es el problema, el facilismo con el que pretendemos encontrar todo en la vida.

La llave de la Felicidad se va perdiendo por nuestra propia culpa, cuando esperamos que nos den mucho más de lo que estamos dispuestos a dar. ¿Egoísmo o facilismo? Ambas cosas. Aún así nunca estamos lo demasiado lejos de volver a recuperarla… Observemos a los niños, ¡seamos como ellos!

Por: Tekiero.tk

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