En nuestra vida, siempre nos topamos con personas admirables, a quienes consideramos exitosas. ¿Pero por qué las etiquetamos como tal? Algunos creen que si una persona tiene mucho dinero y puede vivir cómodamente es exitosa. O quizás tiene un trabajo estable y es muy reconocido en su ámbito. Definiciones hay muchas, pero pocas personas tienen claro qué es el éxito. Lo relacionamos con dinero, popularidad, carisma, confianza y grandes logros.
En realidad, y muchos expertos en ciencias humanistas concuerdan en este punto, el éxito es un asunto personal y radica en la capacidad de ponerse metas y cumplirlas. No importa si son pequeñas o grandes, trascendentales o irrelevantes. El llevar un objetivo hasta el final es lo que diferencia a las personas exitosas de las que se quedan en el camino. Y este aspecto es fundamental, pues quien no es capaz de cumplir una meta pequeña, difícilmente podrá cumplir una mayor.
Muchas veces nos proponemos una meta durante el día; por ejemplo, voy a limpiar mi clóset. Y sucede que al final terminamos por no hacerlo, pues total, mañana tendré tiempo, o a nadie le importará que se quede un día más sin arreglar. O lo que es peor, pensamos que “es mi desorden, y sólo a mí me afecta”. El problema es que una misma se puso la meta y fue una misma la que no la cumplió. Si tu clóset es un desorden total quizá valga la pena pensar primero en arreglar un cajón hoy, y otro mañana.
El valor de lo pequeño
Cuando creemos que lo que hacemos no tiene relevancia para nadie, más que para nosotras, nos desanimamos. Sin embargo, son las cosas pequeñas las que van construyendo las grandes. Conviene pensar que el éxito es un estado mental. Tal vez a nadie le interese que lograste tachar todos tus pendientes de la lista en un día, pero a ti ¡sí que te importa! En ello radica el secreto, pues solamente puedes ser exitosa cuando tú misma crees que puedes y luchas para conseguir lo que quieres. El reconocimiento de los demás vendrá cuando sea el momento, pero de entrada tú debes darle el valor a tu esfuerzo. Acto seguido, empieza resolviendo pequeñas tareas. Pequeño pero bien hecho. Verás que de a poquito se llena el jarrito… de éxito.