Familia

La otra mitad de las “mamás tigre”. ¿Dónde entran los hombres en esta dinámica?

*Escrito por: Vivian Dillerla_otra_mitad_de_las_mamas_tigre

Durante la reciente agitación por las madres chinas (las “madres tigre”), ¿hay alguien más haciéndose preguntas sobre su otra mitad? ¿También hay un papá “tigre” en casa?

Si realmente estamos preocupados por los hijos, valdría la pena abrir esa lata de gusanos. Obviamente, aunque no siempre, hay dos padres involucrados en la concepción y crianza de estos niños. Frecuentemente, hay dos adultos interactuando uno con el otro y con los pequeños mientras éstos crecen. El que sea bueno o malo si las mamás exigen o amenazan a sus hijos para impulsarlos hacia la excelencia es una cosa. Pero el cómo se involucran –o no—sus parejas, es otra. ¿Se quedan quietos apoyándolas? ¿Se involucran activa o pasivamente? ¿Qué pasa si no están de acuerdo? ¿Habrá suficiente espacio para dos padres de fuertes convicciones y estilos diferentes de crianza? Tal vez sea más importante preguntarse, ¿qué tan buena es la calidad de las relaciones de los padres, y cómo afecta a los pequeños que los observan?

Sabemos poco sobre Jed Rubenfeld, el verdadero esposo de la “Mamá Tigre”. Rara vez se le menciona en el libro, y cuando aparece, se le describe como un hombre recto, como la voz de la razón. De lo que sabemos más es de la vida real de las hijas. En el programa “CBS Sunday Morning”, mencionaron que Sofía, la mayor, dijo: “Me sorprende que mi mamá haya convertido nuestra enteramente aburrida vida en una historia tan cómica, dramática y llena de significado”. En otra ocasión escribió acertadamente, “Nadie de afuera puede saber cómo es nuestra familia en realidad”. Hasta ahora, el papá ha decidido no involucrarse demasiado ni manifestar sus reacciones al hecho de que su historia privada se haya vuelto pública. Sabemos que es graduado de Yale, abogado y judío —claramente no tiene ascendencia asiática. Sus amigos lo han descrito como el buen “sargento de Chua”. Mi pregunta es: ¿esto es lo que se necesita para estar casado con una “mamá tigre”? ¿Un tipo que va con la corriente, que no quiere —o no puede— enfrentar a su empecinada esposa? Si tuvieran hijos varones, ¿estarían ellos tan dispuestos, o el padre tan satisfecho, de tener a la madre a cargo de arrear a los niños?

En mi práctica, he tenido pacientes que no son de origen chino, pero que tienen estilos de crianza que no difieren mucho de los de Chua. A menudo se trata de una madre estricta, disciplinada y vigilante como un helicóptero. También hay un padre que, aunque se involucra activamente en algunas áreas de la crianza, permite que la familia se rija principalmente por los estándares impuestos por su esposa. En realidad, estos hombres consideran que eso hace su vida más fácil algunas veces. Pueden enfocarse en sus carreras, y cuando están en casa, siguen las órdenes de sus esposas. Mientras las cosas vayan bien, los hombres pueden relajarse y estar orgullosos de sus familias. Suelen ser los choferes, los mensajeros, los asesores de tarea, entrenadores de sus hijos y el tipo con quien se van los niños cuando necesitan una distracción. Asisten a los recitales y aplauden los logros de sus hijos.

Los problemas vienen —y ahí es donde intervengo yo— cuando la dinámica familiar no funciona del todo bien, para los padres o para los niños. En ocasiones, estas mamás se dejan llevar demasiado por las exigencias de este tipo de crianza, al grado que su pareja se confunde por completo. A veces se sienten relegados. Hay esposos que tienen creencias fundamentalmente diferentes sobre los estilos de crianza. Los nervios hierven, se cuecen las discusiones y ocurre la separación. Uno de los padres representa lo divertido, y el otro no tanto. Los niños se ponen de un lado o de otro. Y podemos adivinar quién es el que gana normalmente… bueno, depende del punto de vista que tomes. La mamá tigre es fuerte, por lo que suele ganar estas batallas. Desde la perspectiva de los niños, el papá ganaría si la mamá se rindiera. Y, en caso de separación o divorcio, las mamás suelen ganar al final, al menos en cuanto a quién pasa más tiempo con los hijos, razón por la cual, de hecho, algunos papás solo se aguantan. Saben que la única esperanza para sus hijos es si ellos siguen ahí para equilibrar un poco las cosas.

Recordemos que también hay “papas tigre”—mejor conocidos como “Papás León”. Estos son igual de exigentes con sus hijos, y se les ve frecuentemente en los campos de béisbol, soccer y fútbol americano. Presionan y amenazan a sus hijos para que destaquen como atletas, tal y como lo hacen las mamás tigre en lo académico, la música y el arte. Los gritos de apoyo en las gradas se torna en regaños tras bambalinas cuando sus hijos o sus entrenadores no logran el éxito que se espera de ellos. Estos papás tienen compañeras que o se resignan, se les relega o se la pasan protestando por el tiempo perdido en esos campos de ensueño.

Conclusión: cuando tienes dos padres criando hijos, es raro que ambos se sientan exactamente igual sobre la mejor manera de formar a los niños. Y si uno es un padre tigre o león, sabes que probablemente haya problemas en la guarida. Estos niños crecen viendo a sus padres debatiendo sobre cómo criarlos, pero sin prestar suficiente atención a cómo ser buenos el uno con el otro. Lo que ellos verán como el cambio de “cachorros” a adultos podrá aparentar ser un éxito, pero la forma en que ellos se relacionarán con sus parejas en el futuro podría no ser una imagen tan bonita.

Como yo lo veo, el “himno de batalla” para todas las mamás y papás debería tratar sobre cómo trabajar juntos, hombro con hombro, para crear hogares amorosos y adecuados para sus hijos— para bien o para mal. ¿Tú qué piensas?

LibroFaceIt*Vivian Diller es psicóloga, bailarina profesional y modelo. Conocida por sus artículos de belleza, envejecimiento, medios, modelos y bailarinas. Es autora del libro Face It: What Women Really Feel As Their Looks Change una guía psicológica para ayudar a las mujeres a lidiar con sus emociones respecto al cambio en su apariencia.

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