Belleza

La paradoja de la belleza

la-paradoja-de-la-bellezaLa paradoja de la belleza: cuando el feminismo choca con la vanidad

Escrito por: *Vivian Diller

En las semanas que siguieron al Día Internacional de la Mujer, hubo mucha discusión sobre la conexión ambivalente (la hubiera o no) que tienen las mujeres contemporáneas con el feminismo. En un texto titulado “Reclamando el feminismo”; Annie Lennox escribió que “muchas mujeres jóvenes sienten que la etiqueta ‘feminista’ es irrelevante en sus vidas y, en el peor de los casos, un estigma que debe ser evitado a toda costa.” Mientras que las mujeres de todas las edades apoyan la noción de equidad de género, es más complicado que se identifiquen con el movimiento feminista.

Sorprendentemente, una versión de esta ambivalencia puede encontrarse entre las mujeres de la generación de la posguerra, muchas de las cuales conectan el feminismo con los logros y libertades que disfrutan en la actualidad. Estas mujeres fueron la primera generación que obtuvo los beneficios de los esquemas que rompieron Betty Friedan y Gloria Steinem. Y aún así, millones de ellas cumplen los 65 este año... para encontrarse con un preocupación tan antifeminista como ninguna: su apariencia envejecida. Se preguntan “¿Por qué tras tantos años enfocada en mi carrera y en mis hijos, me miro en el espejo como un adolescente insegura y pensando oh oh?” Estas mujeres—educadas a cuidar su apariencia sin que les importara demasiado—se sienten obligadas a tomar una postura en el asunto—ser leales al feminismo o traicionar todo lo que esa palabra significa.

La verdad apolítica es que la apariencia tan cambiante confunde hasta a la mujer más segura y resistente. ¿No se supone que los 50 eran los segundos 15 años—o al menos los nuevos 40? ¿No nos prometieron más vitalidad, nuevos comienzos y reinvención mientras cuidáramos nuestro cuerpo nosotras mismas? ¿Por qué el mantenerse visible y necesaria sólo parece posible si incluimos un nuevo rostro y un cuerpo joven? El hecho es que las mujeres se sienten en conflicto sobre las elecciones que tendrán que hacer, y a pesar de todas esas oportunidades que prometía la mediana edad, nuestra cultura obsesionada con la belleza y la juventud nos presenta retos inesperados.

Olivia Goldhill, que escribe en el Harvard Crimson, pregunta, “¿Qué significa el feminismo para ti? Dice, “Hay muchas razones dadas para oponerse al feminismo, la más común (y ofensiva) es que las feministas son simplemente fanáticas poco atractivas que no se ponen sostén.” Lejos de preocuparse de quemar los sostenes, las mujeres de la generación de la posguerra piensan que nadie notaría si usan uno o no. El conflicto no es sobre ser relacionadas con el cliché de mujeres agresivas sin rasurar, sino sobre el innegable e inevitable efecto de la maduración física.

“Sé honesta contigo mismo y deja que tu apariencia se ponga detrás de lo que importa realmente.” ¿No se trata de eso el verdadero feminismo? ¿La alternativa? “Poner más atención a tu apariencia conforme envejeces, tal vez aprovechar los procedimientos rejuvenecedores como el bótox y la cirugía plástica.” ¿Acaso se ha convertido en el nuevo mantra de las mujeres de hoy? Cuando llegas a los 50 o los 60, el feminismo puede sentir como una directriz de renunciar a tu físico mientras que el darle importancia puede sentirse narcisista y anti-feminista—un dilema que muchas mujeres de la generación de la posguerra no está listas para enfrentar. Yo llamo a esto “La Paradoja de la Belleza”.

1er mensaje: Tu apariencia no debería importarte. Es algo superficial. Lo que está dentro es lo que cuenta. Sé leal con tu verdadero yo. Deja que tu apariencia tome su curso natural conforme pasan los años.

2do mensaje: Tu apariencia debe de importarte y siempre lo hará. Enfrenta la edad a toda costa, de cualquier forma, a menos que quieras volverte invisible. Ah, y asegúrate de que se vea natural.

Estos mensajes contradictorios crean un conflicto interno que creo que muchas mujeres ni siquiera saben que sienten. El primer paso es admitir que la paradoja existe para que podamos aprender a navegarla y hacernos las preguntas difíciles: ¿si dejamos que nuestra apariencia siga su curso natural, nos sentiremos mejor? ¿más leales a nuestra hermandad? ¿bellas por dentro? ¿Si nos enfocamos mucho en ella y tratamos de vernos lo mejor posible conforme envejecemos, nos habremos rendido? ¿Traicionamos nuestras creencias feministas? ¿ Perdemos de vista lo más importante?

Esta fase de la vida necesita ser más investigada, aunque es un tema que las mujeres tratan de evitar. (¿Cuántas confiesan que se inyectaron bótox o si se aumentaron el busto?). Ignorarlo solo es enterrar conflictos emocionales, los cuales resultan en confusión y malas estrategias para enfrentarlos. No puedo dejar de preguntarme: la creciente demanda de cirugías plásticas, la depresión de la mediana edad, el alcoholismo y los desórdenes alimenticios, ¿no serán expresiones de este dilema interno? La paradoja de la belleza debe ser concientizada para ser resuelta. Todas envejecemos. Nuestra apariencia cambia. La forma en que lo enfrentemos es un reto para todas.

Al final, en lugar de sentirnos obligadas a tomar una postura, podemos trabajar para encontrar un punto intermedio. Cuidar nuestra apariencia no significa ser antifeminista o narcisista. De hecho, es una continuación del feminismo de alguna manera, porque significa “la libertad de elegir”. Elegir que nuestra apariencia sea uno de muchos aspectos de nosotras mismas. Esto quiere decir que si decidimos cuidarnos o dejamos que la naturaleza siga su curso es una decisión personal. Sentirnos orgullosas de quiénes somos incluye ver qué hemos logrado con los años, tanto si éstos se notan o no en nuestros rostros. Ambos les importan a las mujeres, especialmente al envejecer, sin importar lo que signifique el feminismo para ellas.

Dime, ¿tú cómo te sientes sobre tu apariencia? ¿Te identificas con la “Paradoja de la Belleza?

LibroFaceIt*Vivian Diller es psicóloga, bailarina profesional y modelo. Conocida por sus artículos de belleza, envejecimiento, medios, modelos y bailarinas. Es autora del libro Face It: What Women Really Feel As Their Looks Change una guía psicológica para ayudar a las mujeres a lidiar con sus emociones respecto al cambio en su apariencia.

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